El 13 de marzo de 2020, el satélite Simón Bolívar salió de órbita y se convirtió en basura espacial. ¿Una de las consecuencias? La red estatal de televisión por suscripción, Cantv Satelital, dejó de funcionar, y alrededor de 2 millones de personas quedaron sin servicio. No había apuro, el mensaje seguía llegando. Pero dos meses más tarde, la maquinaria propagandística de Maduro y su régimen sí sintió el golpe con la abrupta salida de Directv de Venezuela.
El talón de Aquiles del mensaje madurista era su dependencia de Directv. Con un universo cercano a los 10 millones de televidentes, el servicio garantizaba la mejor calidad de señal de Venezolana de Televisión (VTV) desde Apure hasta el delta del Orinoco. Es por eso que sólo hubo tímidos intentos de restaurar el proyecto Cantv. El 24 de marzo, el Sibci (Sistema Bolivariano de Comunicación e Información) trasladó su paquete de programación del difunto Simón Bolívar al satélite Intelsat 14 en la Banda C, la banda por excelencia para transmitir televisión abierta vía satélite. Este paquete incluyó a todas las televisoras nacionales y los canales comunitarios, además de 13 estaciones de radio, todas controladas por el régimen de Maduro.
“Simplemente no estábamos prestando atención. Nos confiamos por lo robusta que era la plataforma de Directv. Paramos las inversiones, detuvimos la expansión y ahora tenemos que lidiar con las consecuencias”, dijo un ejecutivo de televisión retirado a Cinco8. Sólo un tercio de los transmisores que TVes se apropió tras la salida del aire de RCTV sigue funcionando. Globovisión nunca amplió su cobertura más allá de Caracas y las antenas de Televen han sido robadas tantas veces que perdió señal en plazas importantes como Valencia.
La revolución necesita ser televisada
La primera respuesta del régimen de Maduro a la salida de Directv fue “infantil”, según ejecutivos de la industria. “Sabían que no podían restaurar la señal. Esto no es una estación de radio, donde mandas a unos soldaditos a prender los transmisores y listo. Pero el llamado a la calma era comprarles tiempo”, dijo un exconsultor de Directv. Y tenía razón.
El régimen de Maduro necesita la televisión. Al menos necesita saber que estarán allí, en la grilla, incluso si la gente no está mirando. Se hizo evidente con la llegada de los tanqueros iraníes a finales de mayo: la “celebración” en VTV duró sólo 20 minutos. Sabían —incluso en cuarentena— que la gente no estaba sintonizando porque no podía o porque no quería ver estática en sus pantallas. Estaban viendo Netflix o disfrutando de los últimos títulos de su quemaíto local. O Frozen, por millonésima vez, si tienen hijos pequeños en casa.
Una semana después, las piezas se estaban moviendo. El Sibci subió un nuevo paquete de TV a Intelsat 35, esta vez en la banda Ku. La banda Ku es una banda con un uso más reciente, que suele ser usada por compañías de televisión por satélite y que es muy propensa a interferencias de lluvia, como Directv. Mientras los venezolanos se afincaban en un tuitazo por #DirecTVLibre, el régimen de Maduro estaba construyendo las bases para un nuevo servicio de televisión con todos los canales oficiales, además de CGTN (China) y RT (Rusia). Pero algo faltaba: Globovisión y ValeTV no estaban en este paquete. En junio, agregaron Hispan TV (Irán), la televisora pública de Argentina y Galicia TV.
«Les va a costar mucho tratar de utilizar el SAT de Directv (centro de control en Caracas, incautado después de la decisión del Tribunal Supremo). Y si lo hacen, no podrán usarlo a plena capacidad», explicó el ex consultor de la empresa. Construir una nueva infraestructura puede llevar tiempo, pero resolver cómo usar parte del equipo incautado puede convertirse en un atajo para armar un nuevo servicio.
Resucitando la TDA
La pieza que falta en la ecuación es el proyecto de Televisión Digital Terrestre. Encabezado por el difunto Hugo Chávez en 2009 bajo el nombre de Televisión Digital Abierta (TDA), nunca despegó. Un escándalo de corrupción en la compra de decodificadores limitó su alcance. Solo 400.000 de los aproximadamente 700.000 dispositivos comprados o asignados por el gobierno siguen activos. Pero las partes siguen ahí: los centros de control, los transmisores, las antenas. Y algunos nuevos modelos de TV tienen un sintonizador de TV digital integrado con el estándar brasileño-japonés adoptado en el país.
El 30 de mayo, el Sibci subió al satélite argentino Arsat2 un tercer paquete, incluyendo tres canales TDA celulares (VTV, TVes y teleSUR). Ese mismo día, Gabriela Jiménez, ministra de Ciencia y Tecnología, tuiteó sobre el proyecto TDA y su disponibilidad en Táchira, Bolívar y Zulia. Esos tres estados se encuentran entre los más afectados después de la partida de Directv: los apagones han hecho inútiles a muchos transmisores, y solo el satélite Galaxy (de uso exclusivo de Directv) llegaba a los poblados más remotos.
Todo apunta a que, antes de fin de año, el régimen de Maduro habrá restaurado una parte de su aparato de propaganda televisiva. Y esta vez, no habrá mucho más para elegir, especialmente si pueden reemplazar a Directv en aquellas áreas donde no hay fibra óptica para la llegada de las operadoras de TV por cable.