La frase “precios negativos” ha quitado algo de protagonismo a la pandemia del Covid-19, pues el mundo se vio obligado a prestar atención al mercado petrolero. Todos los venezolanos nos encontramos con el dilema de si debíamos lamentar ya el fin de la principal fuente de ingresos de nuestra nación.
El lunes, el barril del crudo marcador de los EEUU (WTI, West Texas Intermediate) se cotizó a un precio de -40 USD por barril, algo que nunca pensé que podría ocurrir. A principios de marzo, un comprador de petróleo debía pagar 40 USD por un barril de WTI, pero al precio del lunes, dicho comprador obtendría el mismo barril junto a 40 USD.
¿Esto significa que el petróleo no tiene valor?
En resumen: no. Al menos no en estos momentos y no para todo el mercado.
El barranco del WTI
La volatilidad en los precios de los últimos días es básicamente una anomalía en el mercado financiero de los EEUU, producto de una serie de eventos desafortunados. Ya otras personas han explicado muy bien lo que sucedió, pero muy brevemente, fue esto: los precios negativos afectaron a un grupo pequeño de inversionistas con contratos de compra a futuro de petróleo a punto de expirar. Esos contratos obligan a dichos inversionistas a recibir volúmenes importantes de crudo, pero al no contar estos con la infraestructura para manejar petróleo y no tener dónde almacenarlo, porque hay muy pocas opciones disponibles, decidieron pagar a otros agentes en el mercado para que tomaran sus contratos y compromisos. Eso llevó a los famosos “precios negativos”. La prensa usualmente reporta los precios de los contratos de compra a futuro como si fueran el precio real del petróleo, pero, en realidad, ningún barril cambió de manos a un precio negativo.
En Venezuela, las noticias de “precios negativos del petróleo” se esparcieron muy rápidamente. Como si el temor causado por la pandemia del Covid-19, la cuarentena, o la escasez de gasolina no fueran suficientes, ahora la base de nuestra economía perdió su valor.
Sin embargo, es indudable que la caída en los precios petroleros afectará de una forma desproporcionada a países como Venezuela. Nuestra economía hoy está irremediablemente ligada a los precios del crudo. Este año el precio del crudo Merey 16 cayó de 56 USD por barril en enero a alrededor de 16 USD por barril en marzo. Con exportaciones estimadas en 800 mil barriles por día, Venezuela recibía en marzo alrededor de 12 USD millones por día. Compárese con lo que que sucedía en la bonanza petrolera, cuando todos podíamos acceder a dólares subvencionados por Cadivi: Venezuela recibía entonces alrededor de 200 USD millones diarios.
Al mismo tiempo, el impacto de los precios bajos en Venezuela se ha vuelto más complejo. Así que, aunque los precios petroleros se hayan vuelto negativos en los EEUU por causa de varios eventos extraordinarios, ese escenario también es una posibilidad real para Venezuela.
Víctimas de una conjunción de factores
En primer lugar, el precio que realmente se paga a Venezuela por su petróleo depende menos ahora del comportamiento de índices internacionales o de fórmulas de precio. Pocas compañías están dispuestas a correr el riesgo de ser sancionadas por comprar crudo venezolano y, a cambio, demandan una recompensa a través de importantes descuentos sobre el precio de compra. Pdvsa ofrece estos descuentos desde el 2019 y reportes recientes indican que los mismos pueden ser tan altos como 23 USD por barril. Con cada vez menos compradores y un mercado saturado por petróleo barato, el precio que Venezuela recibe por su petróleo depende cada vez más de las habilidades de negociación de Pdvsa.
En segundo lugar, la caída en los precios va a reducir el interés de empresas petroleras internacionales por participar en Venezuela. Pdvsa es hoy la principal empresa en la industria petrolera nacional, con un control abrumador sobre cada actividad. Pero los socios privados de Pdvsa aún tienen un rol, apoyando las operaciones y producción. Hasta el 2018, los campos en los que participan empresas privadas produjeron casi la mitad de todo el petróleo venezolano. Mientras Pdvsa perdió la capacidad de producir 1,6 millones de barriles por día entre 2007 y 2018, la producción conjunta con empresas internacionales aumentó levemente en 70.000 barriles por día durante el mismo período. La caída de los precios petroleros obliga a las empresas internacionales a reevaluar sus planes de inversión y operaciones, para buscar oportunidades de recortar costos y ahorrar efectivo. Venezuela seguramente será una de las primeras víctimas.
Finalmente, el reto más importante para Venezuela en un entorno de precios bajos es vender su petróleo. A medida que las sanciones económicas han cerrado las opciones de exportación, Pdvsa necesita idear nuevas formas de asegurar un mercado para el petróleo venezolano. En este punto Rosneft prestaba un servicio muy valioso para el Pdvsa, en el rol de intermediario comercial. Rosneft es hoy una de las empresas petroleras más grandes del planeta y puede transportar y vender petróleo alrededor del mundo, acceder a refinerías que pueden refinar el crudo venezolano, y prestar apoyo técnico para mantener las operaciones en el país. Sabemos que una nueva empresa estatal rusa tomó los activos de Rosneft en Venezuela y Rusia mantiene su apoyo al gobierno de Nicolás Maduro. Pero aún no sabemos cuál va a ser el papel específico de esta nueva empresa en Venezuela o qué tipo de recursos puede prestar a la industria petrolera.
Sin el apoyo logístico de Rosneft, Venezuela ha tenido problemas para exportar petróleo y ha acumulado inventarios rápidamente. Acumular inventarios es una estrategia común de los productores para superar períodos de precios bajos: almacenan mayores volúmenes de petróleo y esperan a que el precio se recupere. Cerrar pozos en respuesta a precios bajos es muy costoso y un productor prefiere mantener su producción mientras pueda cubrir sus costos operativos a corto plazo. Pero Venezuela tiene pocas opciones para almacenar más crudo y los inventarios se están aproximando a los niveles que provocaron cortes de producción en el 2019. Hay poca evidencia que Pdvsa haya podido habilitar más tanques de almacenamiento en el país y hoy día, dada la competencia entre productores internacionales, la empresa tiene aún menos opciones para almacenar petróleo en el extranjero.
Pdvsa enfrenta ahora una decisión muy difícil, puede cerrar la producción de petróleo a medida que se agote su capacidad de almacenar, pero en el futuro tendrá que enfrentar los fuertes costos de reactivar campos y la pérdida permanente de recursos en el subsuelo. Pero Pdvsa también puede decidir mantener su producción actual y hacer todos los esfuerzos por liberar inventarios ofreciendo descuentos aún mayores. Con los bajos precios petroleros que hemos visto, ¿estaría Pdvsa dispuesta a ofrecer algunos cargamentos de forma gratuita? ¿Puede Pdvsa, de alguna forma, p agar a compradores para que asuman sus inventarios?
Quizá, como lo sugiere Quico en Caracas Chronicles, debemos empezar a pensar seriamente en cuál va a ser el rol de la industria petrolera en el futuro de Venezuela.