En 2010 se publicó Blue Label/ Etiqueta Azul, la primera novela de Eduardo Sánchez Rugeles, que ganó en Caracas el Premio Iberoamericano de Literatura Arturo Uslar Pietri. Entonces la vida del joven escritor cambió, personal y profesionalmente, pues miles de lectores conocieron a Eugenia Blanc, una joven venezolana que se aferra a la idea de obtener la nacionalidad de su abuelo, a quien no conoce, para poder escapar de un país que no le ofrece ningún tipo de seguridad. Y este personaje fue tan atractivo que por casi 10 años se buscó la mejor manera de darle vida en el cine.
Entre los primeros lectores de la novela estuvo Elsy Gomes, esposa del cineasta venezolano Alejandro Bellame. Ella fue quien le dijo al director que dejara de lado cualquier idea que tuviera para su próximo film y leyera Blue Label.
Bellame leyó entonces pensando en una adaptación, pero a medida que conocía los personajes y pensaba en sus posibilidades, se convenció de que esta era la historia que quería contar.
Dirección opuesta, que es como se llama la adaptación de la novela al cine, pasó por varias etapas hasta su estreno, que tampoco ha sido muy fácil. Hace un año se la presentó por primera vez en el Cinequest Film & Creativity Festival en San José, California (Estados Unidos). En ese encuentro se proyectaría tres veces, pero solo fueron posibles dos presentaciones. La llegada del covid-19 hizo que se suspendiera el festival. O sea, que tras esta historia están las de Sánchez Rugeles, Bellame, Eugenia, Venezuela y hasta una pandemia.
Este año, Dirección opuesta es parte de la selección oficial para la edición 37 del Chicago Latino Film Festival, que se realizará del 8 al 18 de abril. Por la pandemia, tendrá un formato online y las películas seleccionadas las podrán ver las personas residenciadas en los estados de Illinois, Michigan, Wisconsin, Minnesota, Iowa e Indiana.
El cambio de vida de Sánchez Rugeles
Eduardo Sánchez Rugeles estudió Letras en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y Filosofía en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Desde su adolescencia quiso dedicarse a escribir ficción. En Venezuela trabajó por tres años como docente en el Colegio San Ignacio de Loyola y sus alumnos, en especial los de la promoción 80 de Humanidades, más tarde inspiraron Blue Label/ Etiqueta Azul. En 2007 emigró a Madrid y empezó a escribir más. Primero escribió la novela Transilvania unplugged, que rebotaba ante editoriales y agencias y era ignorada en los concursos.
Luego se dedicó a Blue Label/ Etiqueta Azul como una narración más personal, un poco por despecho y otro poco para darle sentido a sus memorias como docente. Sin mayores pretensiones envió ambas novelas —la primera, que seguía teorías literarias, y esta más personal— a la convocatoria del Premio Iberoamericano de Literatura Arturo Uslar Pietri y, sorpresa, la dedicada «A la 80(H)» del San Ignacio fue la ganadora.
Sánchez Rugeles me dice que cuando vio que Blue Label funcionaba, hizo una pausa e identificó en ella “una serie de fortalezas y virtudes”. ¿Por qué esa novela pegaba tanto? Pues porque el escritor no se proponía transmitir un mensaje ni darle una lección al lector, pero sí tenía clara su posición frente a ciertos temas.
“Que desde el punto de vista estético no plantee un mensaje, no quiere decir que yo no tenga una posición ética con mi trabajo. Una posición crítica, rotunda, fehaciente, vívida y dolorosa contra los regímenes políticos de Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro, que me parecen una experiencia nefasta, perversa y que ha sido traumática para Venezuela. A consecuencia y con gran convicción mi trabajo discreto, pequeño y humilde procura señalar con el dedo esta burla y ejercer una crítica contra esta vivencia política”.
Y fue eso lo que cautivó. Eugenia Blanc es una joven como cualquiera en Venezuela, que llega a un límite, que no encuentra un camino seguro y que necesita aferrarse a un plan para poder irse y comenzar una vida. Hay más, sí.
En la novela hay mucho de la vida adolescente, hay amor, hay amistad, pero ese fondo, ese contexto de nuestra crisis es lo que atrapa, porque cuenta una parte de la historia de este país.
Si entre los planes del escritor no estaba publicarla, menos aún pensó que alguna vez la llevaría a un formato cinematográfico. “Ese primer año 2010-2011 estuve muy abrumado por todo lo que supuso. No veía posible una película, ni siquiera me creía lo que había pasado con el libro”.
Desde entonces, el escritor aceptó escribir la adaptación de Blue Label/ Etiqueta Azul y en los últimos tiempos ha trabajado en varias historias para cine, entre ellas la versión de su última novela, El síndrome de Lisboa. que será producida por La Faena y dirigida por Rodrigo Michelangeli (fundador de La Faena y exestudiante de Sánchez Rugeles).
La propuesta de Bellame
Alejandro Bellame es un cineasta venezolano residenciado desde hace año y medio en Italia. Entre sus trabajos está el cortometraje Fosa común (2001) y los largometrajes El tinte de la fama (2008) y El rumor de las piedras (1998). Justo cuando estaba terminando su última producción llegó a él la novela del, para ese entonces, joven escritor.
“Lo que me hacía llevarla al cine era esa sensación del final. El discurso sobre la amistad, el amor y la memoria fueron elementos que me atrajeron y me parecían dignos de ser contados cinematográficamente. Me parecía pertinente por la temática y el factor país pero también por los personajes y sus posibilidades. Son personajes entrañables, con muchos matices”, explica Bellame.
El director encontró en un documental juvenil otra razón para contar esta historia. Caracas ciudad de despedidas generó muchas críticas y parodias al estrenarse en 2011. Bellame considera que “fue injustamente criticado. Me indignó mucho porque me parecía mezquina la postura frente a un grupo de jóvenes. No se daban cuenta de lo que significaba, me parecía que había una falta de empatía y de comprensión frente a una generación que estaba viendo su presente y futuro muy comprometido, eso se vinculó a mi lectura de la novela. Si observabas ese video sin prejuicios podrías entender que era un grito real de auxilio”.
Sin dudar más le escribió a Sánchez Rugeles y le propuso que adaptara la novela. El escritor cuenta que había recibido algunas propuestas similares antes, y aunque esta le interesó no dio dijo sí de inmediato. Él tenía una idea más romántica: que los jóvenes de esa promo 80 interesados en el cine fueran los encargados de la versión.
La adaptación del novelista fue de más de trescientas páginas. Era muy difícil realizar una película tan larga, así que comenzó a trabajar con Bellame para lograr un guión ideal.
Sánchez Rugeles se dio cuenta de que “una adaptación pasa por entender que se está trabajando con herramientas diferentes, con un lenguaje distinto y debes apostar a la efectividad de lo que quieres contar”.
Hay escenas que en literatura funcionan, pero en el cine no. Hubo que eliminarlas “y no hubo batallas”, concluye el escritor.
De Bob Dylan a Cayayo Troconis
Maracay es una de las primeras paradas que hacen Eugenia Blanc y Luis Tévez en la novela, en el viaje que emprenden a Altamira de Cáceres (Barinas) para buscar al abuelo Blanc. En esta ciudad visitan a Germán, el tío militar de Luis, que da una fiesta por todo lo alto donde se bebe whisky etiqueta azul. El hombre celebra la revolución chavista y el encuentro termina en pelea y huida. Luego, en Cojedes, Eugenia y Luis encuentran a un grupo de amigos de Luis que hacen una quema de películas venezolanas desde las de Román Chalbaud hasta las Jonathan Jakubowicz, pasando por Solveig Hoogesteijn, Carlos Oteyza y Oscar Lucién. Esos dos momentos están en Dirección opuesta.
Pero Sánchez Rugeles describe la quema de películas como un acto adolescente que parte de la ignorancia y los prejuicios ante el cine venezolano, y Bellame comenta que la escena le parecía desconsiderada y un poco petulante, así que la transformó en todo lo contrario: “Se queman películas que respeto por muchas razones y que me parecen importantes”.
Otros cambios fueron más radicales. Eugenia, por ejemplo, ya no busca a su abuelo francés, sino italiano, y su apellido no es Blanc sino Bianchi. La causa fueron problemas de producción. Dirección Opuesta ocurre en dos países, si se seguía la idea original había que grabar en Francia. Pero se consiguió una alianza con la productora italiana Mediterránea Productions y el apoyo del Programa Ibermedia, hacía que el acceso a Italia era más fácil.
Otro de los cambios fue la banda sonora. En la novela, el viaje de los jóvenes por Venezuela va acompañado por un cassette de Bob Dylan, “Visions of Johanna” del álbum Blonde on Blonde (1966). Pagar los derechos de autor de Dylan era imposible. Bellame dice que “sabía que Eduardo necesitaba un proceso de aceptación, porque esa música que él se imaginaba no era posible”. Dejó pasar un tiempo y propuso al músico venezolano Cayayo Troconis (1968-1999) con su banda Dermis Tatú.
El tema oficial de la película es Dirección opuesta, de un disco de Dermis Tatú que no llegó a publicarse. “Elegí a Cayayo porque es nuestra figura mitológica del rock venezolano y el mejor rock fue el que se hizo por esos años. Creía que esa banda sonora debía ser venezolana y no extranjera por un tema de particularidad y voz propia. En festivales es importante que se muestre algo nuevo, a Bob Dylan lo conocen todo”, explica Bellame.
La paciencia en el cine y en la literatura
Sánchez Rugeles asegura que tanto en el cine como en la literatura se debe tener una “ardiente e inmensa” paciencia. Realizar Dirección opuesta llevó casi diez años, según Bellame más que sus otras películas.
“La dificultad del cine pasa por levantar las grandes cantidades de dinero que se necesitan para grabar una película, más en un país como Venezuela”, apunta el novelista. La producción contó con apoyo del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), pero el dinero lo dieron en bolívares y con la inflación se volvió nada en pocos meses.
En 2014, además, tuvieron que interrumpir la filmación por las protestas. Otro problema fue el elenco, la primera actriz seleccionada para el papel de Eugenia, María Gabriela de Faría, tuvo que retirarse del proyecto. Esto hizo que escenas ya grabadas se tuvieran que volver a rodar con la nueva protagonista: Claudia Rojas.
El último obstáculo fue la pandemia. Luego de que se cancelara el festival Cinequest Film & Creativity, donde pudieron estrenar hace un año, se cayeron todos los demás planes. Con salas cerradas y festivales que buscaban formas de sobrevivir, la distribución de Dirección opuesta quedó en pausa.
Bellame confiesa que no quería presentar el film en encuentros online, prefería las salas de cine, pero este año tuvo que ceder. “Hay que asumir que el mundo ha cambiado y adaptarse. Aunque nos vamos a presentar en el Chicago Latino Film Festival que es online, ya empezamos a plantear el estreno en salas y en plataformas, estamos arrancando nuevamente con el proceso de promoción. El cine es un ritual muy superior pero el desarrollo de la pandemia dirá si es posible, o si el público se habitúa a consumir cine desde plataformas”.
Dirección opuesta cuenta con la producción ejecutiva de José Ernesto Martínez (La casa del fin de los tiempos y Km 72), de la producción se encargó El Rumor de las Piedras Producciones, en coproducción trabajaron Tres Cinematografía, Capitolio.co y Soda Producciones, por Venezuela, y la productora italiana Mediterránea Productions, y tuvieron el apoyo del Programa Ibermedia y el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC).
El elenco está encabezado por Claudia Rojas (Eugenia Bianchi), Christian González (Luis Tevez) y Erick Palacios (Vadier). A ellos se les suma Edmary Fuentes (Titina), Laura Portela (Natalia), David Ortíz (Floyd), Raoul Gutiérrez (Jorge), Amneris Treco (Nairobi), Raxel Andara (Gonzalo), Simón González (Mel), Rafael Fermín (Pelo Lindo), Juan Vaca (José Miguel), Fabiola Reyes (Claire), Javier Ruiz (Carlos) y los hermanos Gerardo y Edgardo Sorondo (Maikel y Dustin). El elenco adulto lo conforman: Diana Volpe, Alberto Alifa, William Goite y Martha Estrada, con las participaciones especiales de Patty Oliveros, Juliana Cuervos, Elvis Chaveinte, Calique Pérez, Verónica Arellano, Beatriz Vásquez y el Pollo Sifontes.
Las fechas para su estreno en Venezuela aún se están decidiendo, pues del curso de la pandemia. Lo que sí es seguro es que la distribución estará a cargo de Cines Unidos.
Trailer ESP de «Dirección Opuesta», de Alejandro Bellame from Films Austères on Vimeo.