El esfuerzo privado para restaurar el arte público de Caracas

Instituciones privadas se organizan para cuidar o restaurar, con la ayuda de terceros, el notable patrimonio artístico de la capital venezolana, abandonado por el Estado y por los ciudadanos

Ubicar el Abra Solar de Alejandro Otero en plena Plaza Venezuela sirvió para que todo el mundo la viera, pero en un país disfuncional la expuso mucho al vandalismo

Foto: In Situ Art Projects

En nuestra capital el arte era considerado una prioridad y sinónimo de desarrollo. “Caracas es pionera en el continente en cuanto a incorporación de obras de arte a la ciudad”, dice la profesora Mercedes Otero, directora actual de la Fundación Alejandro Otero-Mercedes Pardo. 

Pero la ciudad que conozco es todo lo contrario, museos que no van a la par con la evolución del arte mundial e instituciones que se cubren entre sí para no hablar del verdadero estado del patrimonio artístico.

Es cierto que en los últimos años han habido varios proyectos de mantenimiento y restauración, pero suelen quedarse en anuncios y notas de prensa que pasean por medios de comunicación. Hoy estos proyectos se pierden entre las malas noticias: obras robadas, pocos recursos, burocracia y ese ciudadano que raya y ensucia la obra.

La misma Fundación Alejandro Otero-Mercedes Pardo anunció en marzo, en el marco del centenario del maestro Alejandro Otero, obras de mantenimiento en algunas de las instalaciones del artista guayanés. Ocho meses después, la organización afirma que varios de los proyectos se ejecutaron, en alianza con la Galería de Arte Nacional, la Fundación de Museos Nacionales y la empresa In Situ Art Projects, del grupo Odalys. Se desmontó, limpió, lubricó y armó de nuevo la obra Una flor para el desierto, propiedad del Museo de Arte Contemporáneo, instalada en el puente entre el Museo y el hotel Alba Caracas. También se volvió a armar la Vertical Vibrante, propiedad del Centro Simón Bolívar, ubicada frente al Museo de la Arquitectura, en la avenida Bolívar.

“En el tiempo, las obras se deterioran, y afortunadamente, hemos sabido en el país intervenir antes de perderlas del todo. Esa debe ser una acción permanente para preservar, cuidar y divulgar nuestro patrimonio común, orgullo de Caracas”, dice Mercedes Otero.

Pdvsa La Estancia y sus reparaciones esporádicas  

Pdvsa La Estancia, como una organización destinada a cuidar el patrimonio cultural del país, ha trabajado esporádicamente en algunas de las obras en peor estado, con el consentimiento de las instituciones que resguardan el legado de los artistas, bien sea la Fundación Alejandro Otero-Mercedes Pardo, El Atelier Cruz-Diez o la Fundación Soto. Un caso notable fue la reconstrucción de la Esfera de Caracas o Esfera de Soto, ubicada en la autopista Francisco Fajardo a la altura de Santa Cecilia, que para 2005 había sido desmantelada por los vándalos. En 2006, Pdvsa La Estancia restableció sus varillas e instaló un sistema de seguridad.

En 2014 se la trasladó, como parte del proyecto de ampliación de la autopista Francisco Fajardo. Entonces se la restauró, se hicieron réplicas de las varillas que faltaban y se reforzó la seguridad, según la organización. Cuando se volvió a colocar en el espacio se decidió moverla algunos centímetros de su ubicación original. Desde entonces se convirtió en un símbolo de la ciudad en la era Instagram.

Pero un par de años después, el fallecido Jorge Casado Salicetti, quien fue presidente del Centro Simón Bolívar y participó en las conversaciones para realizar la Esfera, declaró a El Estímulo que la pieza no era lo que fue originalmente, y destacó que ahora había muchos espacios vacíos. También comentó que lo positivo de la restauración fue evitar el robo de sus varillas. 

Son muchas más las obras de Soto que aún están en mal estado. Progresión en Amarillo y Cubo virtual azul y negro, ambas pertenecientes a la Colección Metro de Caracas y ubicadas en Chacaíto (la primera dentro de la estación de Metro y la segunda en la Plaza Brión), están sucias y rayadas. Muchas veces se ha denunciado el estado de El Cielo de Soto en el Teatro Teresa Carreño, así como el deterioro generalizado del centro cultural. La Esfera de Margarita se ha examinado en varias oportunidades y se ha planeado su restauración. Otra obra de Soto en mal estado es Progresión a centro móvil, que forma parte de la fachada de la Torre Capriles en Plaza Venezuela.

Además de la Esfera de Soto, Pdvsa La Estancia restauró el Abra Solar de Alejandro Otero en Plaza Venezuela, entre 2007 y 2008. “Otra escultura de Otero ubicada en la sede de Cadafe, El Marqués, fue restaurada al mismo tiempo que el Abra Solar. Hay otra obra de Otero y Pardo, Los Cerritos, ubicada en la autopista Caracas-La Guaira, a la altura de Catia, que necesita una nueva intervención. Ya había sido totalmente recuperada por Pdvsa La Estancia. Actualmente, la empresa In Situ, del grupo Odalys, lidera un proyecto de restauración de obras de la ciudad, el cual ha bajado de intensidad a causa de la pandemia”, cuenta la directora de la Fundación Alejandro Otero-Mercedes Pardo.

In Situ Art Projects crea alianzas

El Grupo Odalys e In Situ Art Projects, se han propuesto rescatar la obra monumental de grandes maestros del arte nacional, principalmente Carlos Cruz-Diez y Alejandro Otero.

Hasta la fecha, In Situ ha realizado múltiples revisiones, inventarios, presupuestos y contactado a instituciones públicas y privadas para que apoyen con financiamiento.

Además de las piezas en la Gran Caracas, este grupo privado evalúa obras ubicadas en Margarita y Valencia.

En 2019, luego de la muerte del maestro Cruz-Diez, se anunció la intención de este grupo y del Atelier Cruz-Diez de recuperar la obra pública del artista en la ciudad. En primer lugar se habló de la restauración del piso del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar (Maiquetía), un mosaico que se encuentra en pésimas condiciones por el robo de las piezas, por el tránsito constante que debe soportar y por la falta de mantenimiento.

No es que nos llevamos las baldosas de la Cromosaturación los que emigramos: es que no se le hace mantenimiento allá

Foto: In Situ Arts Projects

“Las obras de arte en el espacio público también tiene un objetivo funcional, es decir, no son obras simplemente puestas sino que responden a un uso. Pueden ser una fuente, una cubierta o un piso. Si caminas todos los días por Maiquetía, inevitablemente, el piso va a sufrir un deterioro”, explica Karina Saravo Sánchez, directora de In Situ Art Projects.

Dentro de los proyectos de esta organización está realizar primero un mantenimiento o restauración de las obras y luego hacer seguimientos de esos trabajos: “Con el cuidado adecuado y progresivo, las obras regresarán a su estado original. Buscamos brindar un mantenimiento permanente para que en el futuro no nos encontremos con lo que nos estamos encontrando ahora”, afirma Saravo Sánchez.

La directora también asegura que todos los trabajos se realizan con la aprobación de las instituciones encargadas de resguardar los trabajos de estos artistas y comenta que la obra de Alejandro Otero es una de las más delicadas.

Hay dos factores que determinan la lentitud del trabajo: el primero, la cuarentena que hizo que muchos proyectos se retrasaran y el segundo, el presupuesto que se necesita para estos planes.

“La respuesta por parte de las empresas privadas y públicas ha sido positiva, todos tienen interés en recuperar la obra, todo el mundo sabe quién es Cruz-Diez. También se está buscando una fuente de financiamiento externo”, dice la directora de In Situ.

Saravo Sánchez advierte: “Este es un proyecto ambicioso porque estamos hablando de un número de obras impresionante que se deben intervenir”. Sánchez no niega que parte de la responsabilidad por la situación actual de estas piezas es de sus propietarios. Dentro de su plan de trabajo está el de concientizar a la sociedad para el mantenimiento, resaltando la importancia de cada una dentro de la ciudad.

El problema del ciudadano

Desde la reinauguración de la Esfera de Soto en 2014, este punto de la ciudad se convirtió en el favorito de muchos. Lo visitan para despedirse de Caracas horas antes de subir a un avión, hay novios que lo usan como fondo para sus fotos de matrimonio o estudiantes que celebran ahí su graduación. Hace un año, el espacio tuvo que ser clausurado, luego que un grupo de estudiantes causara “destrozos” alrededor de la obra.

No es el único caso de descuido del arte en espacios públicos. En 2019, vecinos de El Cafetal denunciaron que jóvenes del programa Chamba Juvenil habían pintado de gris la pieza de Francisco Narváez, La estela de seis volúmenes. Estos dos son algunos de los casos más sonados en el último año, aunque hay cientos, que incluyen desde choques contra las obras hasta el robo de sus partes, entre otros.

Para Yuri Lizcano, curador y Gerente General de la Sala Trasnocho Arte Contacto (TAC), el estado en que se encuentra la obra de arte como parte del espacio público, se debe a dos factores: “Va de la mano del deterioro que tenemos como país, como sociedad. En primer lugar está el aspecto del vandalismo, porque el material lo puedes reciclar o vender. También el simple hecho de dañar. Queda preguntarse, ¿por qué se produce el vandalismo?, pues por falta de vigilancia, por falta de actividades para distintas edades que hace que un grupo tenga tiempo ocioso que se convierte en vandalismo. En segundo lugar, están los factores climáticos”.

Para Saravo Sánchez, de In Situ, es muy importante la educación, que considera una de sus tareas. Dice: “No es usual que una ciudad tenga tantas obras de arte en sus espacios públicos y que las personas puedan hacer uso de ellas. Para mi lo primero que hay que hacerle entender a la gente que eso que está a nuestro alrededor y en donde vivimos es una obra de arte y que así como cualquier otra cosa, requiere cuidado. Uno protege aquello que valora, la preservación es mucho más factible si tú tienes conocimiento”. 

El abandono durante años del patrimonio artístico hace que ahora sea más complicado llevar a cabo proyectos de recuperación. A esto se suma el poco sentido de propiedad común de los venezolanos. 

Sin embargo, todas las organizaciones hablan de forma optimista, aseguran que todos esos proyectos van a realizarse y que buscarán mantener las obras durante años, objetivo que no se planteaban antes. Cumplir esta promesa y encontrar el apoyo financiero necesario, podría venir acompañado también de un cambio en el comportamiento ciudadano. Quizás ahora los habitantes de estas urbes puedan ver con más claridad las piezas que tienen a su alrededor, detenerse y perderse en colores y movimientos, asumiendo también su papel como protectores.