A los 21 años de edad, Ronald Acuña Jr., jardinero izquierdo de los Bravos de Atlanta, ha dejado una huella imborrable en tan solo dos temporadas en las Grandes Ligas. Ganó el premio al Novato del Año de la Liga Nacional en 2018. Es el único criollo que ha alcanzado este reconocimiento desde que lo hiciera Oswaldo Guillén en 1985, hace 33 años.
Esta conquista lo convirtió en la sensación de Atlanta y de buena parte de Estados Unidos. Se dijo entonces que podría llegar a ser el jugador más completo en las Grandes Ligas. Pero ahora, en su segunda temporada, Acuña Jr. ha bateado 40 jonrones y se ha robado al menos 30 bases.
Es el pelotero más joven de la historia en haber conseguido esa combinación en las Grandes Ligas.
La costa de los peloteros
Ronald Acuña Jr. nació en La Sabana, en la costa del estado Vargas. Desde Caracas uno puede tardar como mínimo dos horas y media en llegar a la plaza Bolívar del pueblo, con su iglesia, tan característica de los pueblos venezolanos. Pero en los muros de las calles de La Sabana uno encuentra algo muy singular: los nombres y los retratos de los peloteros oriundos del lugar.
Allí han nacido hasta el momento al menos siete jugadores de las Grandes Ligas. Destacan entre ellos dos primos de Ronald: Kelvim y Alcides Escobar. Y cuatro jugadores más con ese mismo apellido: José, Ángel, Óscar y Edwin Escobar.
El litoral central de Venezuela es además la única zona del país que, fuera de las grandes ciudades, tiene una fuerte tradición beisbolística y un equipo amado por su fanaticada: los Tiburones de La Guaira.
Pero en La Sabana, como en todo el país y en muchas otras naciones del Caribe, el béisbol es más que una pasión familiar y social con una tradición que abarca décadas. Es además un medio para salir de la pobreza.
Ronald Jr. empezó a jugar en el estadio del pueblo. Un estadio que lleva el nombre de un educador y dirigente social, defensor de los habitantes de la costa oriental de Vargas, y que ostenta un apellido que ya es linaje de famosos peloteros: es el Estadio Profesor Óscar Santiago Escobar.
Sin embargo, Ronald Acuña Jr. nunca ha jugado béisbol profesional en Venezuela; siempre lo ha hecho en Estados Unidos. Y sueña con ello. Quiere vestir el uniforme de los Tiburones de La Guaira, su equipo favorito en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional. Quiere jugar en su tierra.
El ejemplo lo tuvo en casa. Su padre, también Ronald Acuña, fue pelotero de las Águilas del Zulia y de los Navegantes del Magallanes, y estuvo muy cerca de llegar a las Grandes Ligas, aunque no lo lograra. De esa meta se hizo cargo su hijo, quien reconoce agradecido la enorme influencia de su padre en la construcción de su propia carrera, tanto como la su madre, Leonelis Blanco, también nacida en La Sabana.
El club de los 40-40
A Ronald Acuña padre no le sorprende en absoluto el logro de su hijo, ni su gran carrera profesional en el norte. Lo esperaba.
En una de sus primeras entrevistas, cuando Acuña Jr. llegó a Grandes Ligas, vaticinó que su hijo sería el próximo 30-30 de Venezuela. Es decir, alguien capaz de batear 30 jonrones y robarse 30 bases en una misma temporada. Ronald Acuña hijo ya logró esta proeza y es el segundo venezolano que lo hace después de Bob Abreu, quien lo consiguió dos veces: en 2001 y en 2004.
Pero quizás ni su padre soñó entonces que su hijo podría entrar en el club de los 40-40. Una hazaña de solo cuatro peloteros en la historia del béisbol profesional: José Canseco (1988), Barry Bonds (1996), Alex Rodríguez (1998) y Alfonso Soriano (2006).
Camino de triunfar en esa gesta va Ronald Acuña Jr. en la temporada de 2019, quien ya bateó los jonrones necesarios y solo tiene que robarse tres bases más para alcanzar las 40.
Así se convertiría en el jugador más joven de la historia del béisbol en juntar esos dos números y marcará otra huella venezolana en las Grandes Ligas del Norte. Tremenda gloria la de este atleta que con apenas 21 años de edad se hace cargo de su legado y lo saca del parque.