El largo camino de los atletas paralímpicos hacia Tokio 2021 

Practicar un deporte paralímpico en Venezuela implica sobreponerse sobre las dificultades físicas y las del país. Aquí algunas de las historias de la delegación venezolana

Para la pesista Clara Fuentes, "la discapacidad que tengo nunca ha sido una limitante para hacer deporte"

La primera vez que José Montilla compitió tenía muchísimo miedo. Nadaría junto a unas personas que consideraba “completamente normales”. Su entrenador de natación quería ponerlo a prueba, porque José nunca se había visto como un atleta competitivo; nació con artrogriposis múltiple congénita y tuvo que pasar por siete operaciones para enderezar sus pies. Estar en el agua era terapia. 

Ese día, hace más de diez años, José quedó en primer lugar. Hoy está en la Villa Olímpica de Tokio, tiene veinte años y se prepara para sus primeros Paralímpicos. En 2017 obtuvo cuatro medallas de oro y en 2019 clasificó para ir a Japón en el Panamericano de Lima, Perú.

José compite en estilo pecho por los 50 metros modalidad SB2. La marca establecida por Tokio para calificar en esta competencia paralímpica es de 3’20” y José hizo 1’39”. 

—Cuando revisé las marcas que necesitaba para los Paralímpicos, dije: hombre, yo puedo estar aquí. Me puse los audífonos, me cambié y me fajé entrenando cuatro horas, cuatro kilómetros. Sabía que no sería fácil, que son unas olimpiadas. En los Paralímpicos hay gran diversidad, hay veces que algunos atletas tienen una discapacidad más severa que la mía y son una inspiración. Realmente agradezco estar aquí hoy.

«Si no fuera por la natación y los atletas, mi vida sería en una cama y tendría que pedir ayuda para todo», dice el nadador José Montilla

Para su familia, el nadador también representa un ejemplo de superación. Su padre, Luis Montilla, explica:

—Yo realmente estoy muy honrado, para nosotros José ha sido el apoyo mental y emocional, siempre queriendo enfrentar retos, desde que no tuvo flotadores. Las personas creen que por tener discapacidades no pueden hacer mucho, pero cuando gente como José se propone una meta no hay nada que se lo impida. Además, viéndolos te das cuenta de que no tienes excusa, cuando tienes todas las extremidades y facultades completas.

Venezuela ha participado en ocho ediciones de los Juegos Paralímpicos de Verano, desde 1984, y ha obtenido hasta ahora diecisiete medallas: una de oro, cinco de plata y once de bronce.

En los Juegos Paralímpicos de Tokio en 2021, que empezaron el 24 de agosto, la delegación de 26 atletas compite en las disciplinas de powerlifting, judo, tenis de mesa, ciclismo, natación y atletismo.

Clara Fuentes, quien nació en Caracas hace 24 años, competirá en la categoría 41 kilogramos de powerlifting. Esta deportista de parapotencia fue campeona juvenil en el Mundial en México 2017 y clasificó al competir en Dubai en 2021, donde rompió récord panamericano en su categoría: 

—Un día estaba de compras y se me acercó una chica con la misma discapacidad que yo. Me preguntó que si practicaba algún deporte. Yo no conocía a alguien con nuestra discapacidad que lo hiciera. Me dijo que si quería conocer el que ella practicaba y cómo era. Le dije que sí. Al tiempo los entrenadores me dijeron que si era constante podía llegar lejos, y tuvieron razón —comenta sonriendo.

Clara considera que la preparación mental es esencial y su entrenador, estricto y muy disciplinado, siempre le ha enseñado que la clave es grabar los movimientos y tener mente positiva. Su camino a Tokio está marcado por la dedicación: 

—Antes de entrenar escucho ”Creeré”, de Tercer Cielo, y así recuerdo por qué hay que tener pausa y concentrarse. Siempre quise viajar a Tokio, incluso antes de dedicarme al deporte. Hoy el sueño lo cumplo gracias al esfuerzo que he sudado y a rezar cada noche antes de los resultados clasificatorios del 16 de julio. Para mí, la discapacidad que tengo nunca ha sido una limitante para hacer deporte.

Estar en un Paralímpico significa que eres de los primeros deportistas en todo el mundo. No es fácil clasificar porque muchas de las personas que están dentro de las diez categorías de discapacidad que establece el Comité Paralímpico, tienen marcas similares a los deportistas convencionales. Como Rafael Uribe, deportista de salto alto, que clasificó para la prueba de salto de altura modalidad T64

—Yo fui a Río a los 31 años y a nivel nacional mi marca era como la de los atletas sin dificultades. Hoy estoy compitiendo con 35 años de edad y en mi carrera tengo el tercer lugar en los Juegos Paralímpicos de Rio 2016, cuarto en los Parapanamericanos de Lima 2016 y quinto en el Mundial de Dubai 2019.

Rafael Uribe ha practicado varias disciplinas y hoy compite en Tokio en salto alto

Rafael tiene una pierna ocho centímetros y medio más larga que la otra. Muy joven, luego de ver los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, decidió que quería saltar. 

—En el liceo yo jugaba básquet. Claro, era muy malo jugando, entonces lo que hacía era andar corriendo y saltando por toda la cancha.

En 2008 Rafael entró en la UCV y desde entonces hasta 2013 practicó diferentes pruebas, como salto largo y alto, o 400 metros de vallas. 

—Luego que tuve la clasificación para ir a los Paralímpicos en 2014, y me especialicé en salto alto. Mi prueba demanda muchos recursos de fuerza, elasticidad y potencia, pero nunca hay que dejarse coartar el sueño. Siempre me dijeron que era pequeño para mi prueba y aquí estoy, si pudiera hacer esto toda la vida, lo haría. El deporte te deja aprendizajes y el valor de llegar hasta aquí tiene un increíble mérito.

Rafael Uribe, con nueve años en el equipo venezolano de atletismo paralímpico, es solo uno de los dieciséis atletas en la categoría de paraatletismo en estos juegos.

El Comité Paralímpico de Venezuela comienza en 2003, en unión con federaciones polideportivas ya existentes, como la Federación Venezolana de Deportes Sobre Silla de Ruedas (Fevesruedas), la Federación Venezolana de Deportes para Personas con Parálisis Cerebral (Fevedepc), la Federación Polideportiva de Ciegos de Venezuela (Fepocive) y la Federación Venezolana Polideportiva de Discapacidad Intelectual (Fevepodin). Estos últimos desde entonces son los encargados de llevar a nuestros atletas hasta estos escenarios. 

Naibys Morillo tiene en este momento la tercera marca del mundo en su especialidad paralímpica de jabalina

La yaracuyana Naibys Morillo, de 21 años, ganó oro en los Juegos Internacionales Para-juveniles de Sao Paulo 2017, y representa a Venezuela en el lanzamiento de jabalina F47

—En 2019 quedé tercera en mi competencia clasificatoria en Dubai. Allí lancé 40,95 metros, pero mi mejor registro de marca y es el que ahora me ubica tercera a nivel mundial, es de 42,45 metros. 

En 2015 la atleta tenía marca para ir al Parapanamericano de Toronto 2015 pero las autoridades la llamaron para decirle que no iría, días antes de salir la delegación.  

—Eso me afligió mucho porque eran mis primeros juegos Parapanamericanos, sentí que no quería seguir entrenando más porque no valoraron mi esfuerzo. Pero con ayuda y muchos consejos decidí seguir adelante y aquí estoy a pocos días de lograr el sueño de todo atletas competir en la magna cita los Juegos Paralímpicos siendo la cara de mi país.

Por las redes sociales, Naibys comenta que su discapacidad al comienzo era una debilidad, que escondía su brazo a veces por vergüenza. Sin embargo, hoy se ve a sí misma como una persona fuerte y decidida. 

—Mi consejo para toda la juventud y para las personas con algún tipo de discapacidad es que no hay límites cuando hay metas. Si yo y el resto de mis compañeros podemos, ellos también pueden. Los invito a que hagan algún tipo de deporte, que es vida y salud.

En las pistas de carrera está Linda Pérez, de 23 años, ganadora de plata en los 400 metros de los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019. Linda llega a los Paralímpicos Tokio en la modalidad T-11 de discapacidad visual. Con un pie en el taco y una cuerda que la acompaña, se preparará nerviosa para salir a correr junto a su guía. Linda es velocista y corre 100, 200 y 400 metros planos. 

—Imagínate lo difícil para mí porque es la primera vez que voy a competir en unas olimpiadas y soy una de las más pequeñas en mi categoría. Es esa adrenalina de querer dar lo mejor, que miren la pantalla y me digan mejoraste o ganaste.  

Para Linda la mejor parte de ser una atleta de alta competencia y correr es poder ser un modelo para otras personas, representar que no hay limitantes físicas. Sin embargo, admite que competir a veces tiene sus momentos difíciles. La marca que tiene Linda es del año pasado y fue lo suficientemente alta para poder clasificar a los Paralímpicos, pero en la competencia clasificatoria de este año no logró registrar otra por un tirón en los últimos 40 metros de la competencia, que su compañero y guía Álvaro Cassiani experimentó junto a ella.

La velocista Linda Pérez corre junto a su guía Álvaro Cassiani

Álvaro Cassiani es un exatleta de competencias de alto rendimiento de Maracaibo con más de 16 años de experiencia, que ganó varias medallas en campeonatos sudamericanos. Luego de retirarse un entrenador le solicitó que formará parte del equipo de guías para una corredora con discapacidad visual. 

—Al inicio fue muy diferente a mi vida como deportista, muy rudo, porque no estaba acostumbrado. Al trabajar con personas con discapacidad a veces te encuentras con carencias en muchas cosas y hay que ser flexibles en otras. 

Álvaro tiene dos años siendo los ojos de Linda en la pista. El trabajo de los guías es de gran fuerza, capacidad y velocidad para poder apoyar a los atletas con discapacidad visual. Un guía va al mismo paso que el atleta, en sincronía. Álvaro dice que es como estar en una competencia de nado sincronizado. 

—Cuando estamos corriendo le hablo en la pista, “dale más rápido, bájale aquí, ponle allá, remata”. Y así vamos coordinando la carrera. Nosotros nos transformamos en uno. Hay apoyo emocional y moral, consejos, siempre que uno decae el otro tiene que estar ahí. Hay una conexión también mental y emocional.

¿Cómo llegar hasta Tokio sin patrocinio y con falta de recursos para poder costearse suplementos, vitaminas, material de entrenamiento, una adecuada alimentación proteínica y a veces la falta de recursos por parte de las instituciones deportivas? 

—El atleta no solo se debe buscar, cuando toca, el viaje y tiene que competir —dice el guía Álvaro Cassiani— . Si eres un atleta olímpico, mundial, como es el grupo que llega ahorita a Tokio para los Paralímpicos y que sabes que quieren entrenar en Venezuela, tiene que haber un respeto hacia ellos, porque el esfuerzo que se hace es muy grande.

Estos atletas paralímpicos se mantienen con algunas becas otorgadas por el Ministerio de Deporte, de las que sacan los viáticos del viaje. Si ganan una medalla, el premio en metálico les permite seguir unos años entrenando hasta que llegue otra competencia y traten de ganar de nuevo. 

—Si tú estás debajo de un mundialista y tú ves que no lo apoyan, ¿qué te imaginas? —sigue Cassiani— Piensas en irte, porque si no le dan al que se ve, que tiene viajes internacionales y está compitiendo en otro nivel, yo que estoy debajo soy invisible, ¿me van a ver? Yo creo que los equipos siguen adelante porque son increíbles en lo que hacen.

Los atletas paralímpicos tienen muchísimo que demostrar en cada uno de esos podios que ahora y siempre resonarán entre nosotros. La determinación de los atletas venezolanos, que frente a las dificultades corren, nadan, saltan y entrenan, es un ejemplo de esfuerzo y dedicación, que Linda Pérez resume muy bien: 

—Lo que más amo de mi deporte es sentir que soy útil en la sociedad, ¿sabes? Por lo menos en este medio, si agarro una medalla o diploma puedo darle una alegría a Venezuela y nos tomarán cada vez más en cuenta como lo que somos, representación de resiliencia y superación.