¿Por qué no se consigue gasolina en Venezuela?
Por culpa de varios factores de vieja y nueva data. Las refinerías en Venezuela, todas de propiedad estatal, están casi por completo paralizadas. Las grandes refinerías de Amuay, Cardón, El Palito y Puerto La Cruz sufren graves problemas de mantenimiento, desinversión y ausencia de personal capacitado. Desgraciadamente es común enterarse de accidentes que ocurren en sus instalaciones. Los vínculos históricos con las refinerías de Aruba y Curazao parecieran haberse roto el año pasado. También contribuyen la disminución de la producción de crudos livianos y medianos en el país y la ausencia de aditivos para combustibles, que ahora hay que importar en medio de las sanciones económicas impuestas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sobre Pdvsa desde 2017.
Otro factor no menos importante es la todavía vigente política de subsidios a los precios, que ha ocasionado inmensas pérdidas a Pdvsa y ha impulsado un gigantesco contrabando de extracción hacia los países vecinos por muchísimo tiempo. La realidad es que el precio oficial de venta de la gasolina y otros derivados ha sido inferior al costo de producción, y ahora al costo de importación, mientras el consumo nacional, que ya venía reduciéndose desde 2013, se derrumba bajo la cuarentena y la escasez de combustibles.
A este panorama se unen los convenios de cooperación energética suscritos por Venezuela con países del Caribe y Centroamérica, que por muchos años pudieron adquirir hidrocarburos y combustibles a precios preferenciales, con holgados mecanismos y plazos de financiamiento.
¿Es el contrabando de extracción todavía relevante para la escasez de gasolina?
Los hechos son muy recientes para poder dar una respuesta concluyente, pero el contrabando de extracción hacia países vecinos pareciera en los últimos tiempos haberse reducido significativamente, pues los altos precios que tiene hoy la gasolina en el mercado negro en Venezuela habrían eliminado los incentivos para continuar con el contrabando. Los combustibles venezolanos que se vendían ilegalmente en el exterior eran un negocio extraordinariamente rentable, pero ahora se venden dentro del país a precios muy superiores a los encontrados en los países vecinos. Las oportunidades para los contrabandistas han cambiado, ya que ahora sería mejor traer gasolina más barata de afuera, de forma ilegal por supuesto, y venderla a precios exorbitantes en Venezuela.
¿Cuánta culpa tienen las sanciones de EEUU?
La realidad es que las sanciones del Departamento del Tesoro de EEUU han influido negativamente sobre el desempeño de Pdvsa, aunque en términos cuantitativos es difícil saberlo. Esto no significa que su desempeño fuese antes positivo, pero han empeorado su situación. A la par del hecho de que la empresa rusa Rosneft dejó de proveer gasolina al mercado venezolano, también está que otras empresas no pueden o no quieren hacerlo.
No olvidemos que estas sanciones incluyen el suministro de bienes, servicios, tecnologías y soporte financiero a Pdvsa. Las sanciones secundarias sobre Rosneft Trading y su afiliada TNK Trading International dictadas por el Departamento del Tesoro en febrero y marzo de este año no sólo son un golpe contra las ventas de crudo venezolano en mercados internacionales, sino también acarrean serias dificultades a las importaciones de gasolina y otros productos. Recordemos además que Venezuela y Estados Unidos estuvieron estrechamente vinculadas por la industria petrolera y ahora Pdvsa no tiene permitido importar bienes o servicios de ciudadanos o residentes en ese país. Las principales refinerías venezolanas fueron construidas por Shell, Mobil y Exxon en la época de las concesiones con la colaboración de grandes empresas de ingeniería y construcción, así que en Estados Unidos deben saber cómo funcionan esas refinerías, pues los proyectos y la tecnología básicamente provinieron de ese país.
No olvidemos tampoco que el régimen perdió el año pasado el control de Citgo, que es una filial de Pdvsa. En otras circunstancias políticas, esta empresa refinadora en Estados Unidos hubiese probablemente podido suministrar gasolina a Venezuela en este período de extrema gravedad.
¿Van a aumentar el precio de la gasolina?
El modelo de subsidios al precio de la gasolina está más que agotado. Aparte de que Pdvsa no dispone de recursos económicos para seguir manteniéndolo. Se trata, a no dudarlo, de una empresa con una severa deuda comercial y financiera que enfrenta, además, un escenario de bajos precios del crudo y una caída prolongada de su producción. Por ende, sí, el gobierno de Maduro va a responder con un aumento del precio de la gasolina como ya ha hecho con otros servicios públicos como la electricidad y el aseo urbano, aunque con precios de relativo menor impacto.
¿No pueden cobrar directamente la gasolina en dólares y así garantizar que haya?
El cobrar la gasolina en moneda extranjera no pareciera ser una solución en el corto plazo, porque el problema fundamental es que la oferta es escasísima. Lo cierto es que hoy en día no existen limitaciones legales para cobrar la gasolina en dólares conforme al Decreto de la Asamblea Nacional Constituyente que derogó en 2018 la Ley de Régimen Cambiario, a pesar de que todos sabemos que sus decisiones pueden ser cuestionadas por vicios de legitimidad y legalidad. Adicionalmente, el Convenio Cambiario No. 1 del mismo año permite que las partes de un contrato acuerden que las obligaciones se paguen en moneda extranjera, lo cual ratifica las disposiciones de la Ley del Banco Central de 2015.
Ahora, si se implementara una política de dolarización de la economía, por supuesto la gasolina será parte de ese nuevo escenario. En cualquier caso, por los momentos no lo vislumbramos. Pudiera también pensarse en fijar el precio en dólares a la tasa oficial del BCV y que los usuarios paguen en bolívares.
¿Qué tiene que pasar para que podamos tener gasolina normalmente en Venezuela, como era hasta hace pocos años?
Es inaplazable la revisión de la legislación venezolana para permitir la participación del sector privado en el mercado interno de los combustibles y con ello su importación bajo un esquema de libre competencia y con precios que recuperar los costos de producción y generar un margen de ganancias. Para ello deberían modificarse el Decreto N° 1.648 de 2002 y la Ley Orgánica de Reordenamiento del Mercado Interno de los Combustibles Líquidos de 2008, en primer lugar, para permitir la entrada de combustibles importados por parte de empresas privadas, lo cual es a todas luces urgente; y en segundo lugar, para crear un mercado abierto de distribución y venta de combustibles, en el que Pdvsa compita en igualdad de condiciones con empresas nacionales y extranjeras con capacidad técnica y financiera.
Venezuela debe sancionar una legislación que permita la libre competencia en las actividades de suministro, almacenamiento, transporte, distribución y expendio de combustibles. En este contexto, al fijar los precios el Ministerio del Petróleo debería emplear precios internacionales como referencia, utilizando un sistema lo suficientemente flexible y transparente que sirva de aliciente a inversionistas privados que deseen participar en el mercado interno. Estos precios pueden fijarse mediante bandas o cualquier otro sistema que resulte adecuado, tomando en cuenta las inversiones y la rentabilidad del negocio.
Una reforma legislativa más agresiva del marco legal para abrir completamente el sector y permitir la fijación de precios por parte de los particulares en condiciones de libre oferta y demanda, implicaría una modificación a la Ley Orgánica de Hidrocarburos a los fines de suprimir la competencia que le atribuye a ese Ministerio la fijación de esos precios.
La importación de combustibles no puede dejar de lado la recuperación de las refinerías nacionales, que son las que convierten el petróleo crudo en estos productos derivados, con un importante programa de inversiones en el mediano plazo, lo cual debe ser un objetivo prioritario del Estado venezolano con el apoyo de empresas privadas. Recordemos que la legislación de hidrocarburos vigente permite que esas refinerías sean de propiedad privada en su totalidad.
Es absurdo siquiera sugerir que el país se convierta en un importador permanente de gasolina cuando consideramos sus reservas de hidrocarburos, además de la existencia de las refinerías construidas a partir de los años 40, lo cual constituyó un punto de honor de los gobiernos venezolanos en sus negociaciones con las concesionarias petroleras.
La importación de gasolina no resiste ninguna lógica económica o política, si un país que no produce combustibles para su consumo interno se hace más susceptible a influencias extranjeras.
¿Qué podemos esperar en el futuro próximo?
Las noticias que nos llegan hablan de múltiples esquemas que estaría ejecutando Pdvsa para conseguir gasolina en el exterior, aunque la información oficial es escasa. Pareciera que están buscando resolver el gigantesco problema que tienen entre manos, al menos en el corto plazo, a pesar de que no hayan demostrado mucha efectividad para hacerlo. El exceso de gasolina en los mercados internacionales debido a la caída abrupta del consumo, sobre todo en los países industrializados, en un momento de bajos precios, debería facilitar la importación de este combustible por parte de Pdvsa.
Hay mucha incertidumbre sobre este asunto y el futuro inmediato pareciera ser de aguda escasez de gasolina en el mercado doméstico, con efectos muy nocivos para empresas, instituciones y personas.