Estados Unidos descubre a Miyó Vestrini

La editorial de Chicago Kenning Editions publicó una antología de la poeta y periodista venezolana que ha tenido un éxito inesperado. Faride Mereb, a cargo de la selección junto con Elisa Maggi, cuenta la historia de este libro

Miyó Vestrini retratada por Vasco Szinetar

Foto: Ediciones Letra Muerta

¿Qué es traducir? ¿Un oficio, un azar, un acto de traición, una escritura de robot? Perplejidad. Ninguna definición de tan incómodo e imposible papel satisface ni a incautos, ni a precavidos.

Miyó Vestrini

 

Es una manifestación de justicia que al buscar en Google “Miyó Vestrini” junto a “Letra Muerta”, la editorial de Faride Mereb, uno de los primeros vínculos que aparezca sea el dossier sobre traducción que hizo Vestrini cuando era jefa de información en Criticarte. Uno donde se pregunta por el sentido del oficio, su posibilidad, su inevitabilidad. 

Porque justamente el año pasado la editorial Kenning publicó en Chicago el primer volumen de su poesía traducida al inglés, Grenade in Mouth: Some Poems of Miyó Vestrini. La selección la hicieron Faride Mereb y Elisa Maggi, y la traducción, las poetas Anne Boyer y Cassandra Gillig. 

Al ponderar el excelente resultado del trabajo conjunto, con la idea de publicar el libro bajo el sello Letra Muerta en Estados Unidos, Mereb, Gillig y Boyer descubrieron que el libro era un proyecto relevante que requería mayor visibilidad y una distribución adecuada en este país. Fue así que contactaron a Patrick Durgin, el editor y director de Kenning Editions. La casa se mostró muy interesada y a partir de ese momento ofreció su plataforma. Luego de un año y medio, nació Grenade in Mouth.

Una escritora de vanguardia

Miyó Vestrini nació en Francia en 1938 y llegó a Maracaibo a los nueve años. Fue columnista, editora, locutora, guionista y poeta. Durante la década del sesenta se convirtió en la única mujer integrante del grupo literario vanguardista Apocalipsis. Al mudarse a Caracas integró los movimientos Sardio, 40 Grados Bajo la Sombra, El Techo de la Ballena y La República del Este. Trabajó en el Diario Occidente, La República, El Nacional, y dirigió las páginas de arte de este último periódico y las del Diario de Caracas. Prueban su excelente trabajo dos premios nacionales de periodismo. 

Además se publicaron sus poemarios: Las historias de Giovanna, El invierno próximo, y Pocas virtudes. También las biografías: Más que hija de un presidente: Sonia Pérez, Isaac Chocrón frente al espejo y Salvador Garmendia, Pasillo de por medio (póstuma). Y dos libros de relatos breves: Órdenes al corazón y Frente al espejo. Tras su suicidio, en 1991, apareció el poemario Valiente ciudadano, incluido en Todos los poemas, una recopilación de su obra.

Luego, en 2015, Letra Muerta, la editorial de Faride Mereb, publicó una selección de su poesía inédita, Es una buena máquina, y Al filo, una compilación de sus entrevistas publicadas en El Nacional. “Empecé a trabajar con Vestrini, dice, cuando descubrí que en su obra había algo sorprendente y me encontré ante la imposibilidad de acceder a sus libros”. Casi nada estaba publicado, dice Faride, así que ella decidió investigar. El proyecto tenía además un viso reivindicativo: “Que Miyó se abriese espacio como escritora de vanguardia siendo mujer me interpeló: era toda una rareza para la época, en un medio mayormente dominado por hombres. No podía quedarme con aquello. Debía ser publicado”.

La granada en la boca

Grenade in mouth, el título de la edición neoyorquina, cuenta Mereb, era el que Vestrini quería para su poemario Valiente ciudadano, que dejó organizado antes de morir. En principio Letra Muerta solo pensaba traducir y publicar los poemas de Es una buena máquina, pero el título del libro era un problema: “En español funciona muy bien, hace alusión a máquina, y a máquina de escribir; y nace de una prueba de máquina de escribir hecha por Vestrini, que está en la edición en español, en el facsímil. Pero en inglés machine se asocia con la modernidad, con la industria; no con la máquina de escribir, que en inglés es typewriter. La Negra y yo primero pensamos titular el libro Brave citizen and other poems. Entonces nos preguntamos: ¿por qué no Granada en la boca? Era el título que Miyó quería para Valiente Ciudadano. Y entonces decidimos incluir otros poemas.” Dice el poema:

Permíteme, señor,

Contemplarme como soy:

el rifle en la mano

la granada en la boca

destripando a la gente que amo.

 

Vestrini ha sido llamada militante de la muerte, la Sylvia Plath de Venezuela. Se ha dicho que su poesía confesional, más que a la vida mínima e íntima, se refiere al desencuentro con respecto al mundo en general, y a su inconformidad con respecto a las convenciones sociales, incluido el afán por mantenernos vivos. La autora habla de tú a tú con dios, se refiere a sus intentos de suicidio con desparpajo: 

El primer suicidio es único.

Siempre te preguntan si fue un accidente o un firme propósito de morir.

Te pasan un tubo por la nariz,

con fuerza, 

para que aprendas a no molestar al prójimo. 

 

Escribe Gina Saraceni que Vestrini “pone la poesía a gritar, a expresar su enojo; una lengua que es vulgar en el sentido de que es extrema porque se muestra y muestra demasiado, una lengua insubordinada y disonante que le hace striptease a la lengua dominante con el propósito de irritar su buena conducta al mostrar lo que en ella suena mal, huele mal, daña”. 

Vestrini deja una voz empecinada rabiosamente en nombrar, una voz que no callará. Este brío le garantiza una existencia más allá de la propia biografía, más allá del momento en que le tocó vivir y hasta del momento en que finalmente eligió morir.

Quizás vivir a la vanguardia sea eso: ser más allá de sí, prepararse desde antes de la muerte para el cruce, y una vez efectuado el tránsito, permanecer. Grenade in Mouth: Some Poems of Miyó Vestrini ofrece una presencia más allá de las fronteras lingüísticas, que la reubica y la proyecta. 

Dependemos de traducciones

En aquel dossier sobre traducción de Criticarte, dice Miyó Vestrini: “Cada generación traduce de nuevo, y de nuevo, incansablemente, aportando sombrías o risueñas desmitificaciones. El texto llevado a contrapelo, se alborota, se aquieta, se enfurece y regresa siempre, lleno de otro con-texto”. 

La idea de otro con-texto permite interpretar el trabajo con los archivos, la obra de Ediciones Letra Muerta en este caso, también como una de traducción. 

Si la fuente es el idioma matriz, la edición de “la obra imaginada”, pero nunca antes realizada, representa su traslado a “otro idioma”. Y a eso se dedica Ediciones Letra Muerta desde su nacimiento en 2014. Proclama su web: “Buscamos hacer revisiones de textos que no han sido editados o reeditados y que consideremos importante difundir en nuestro contexto, con especial respeto hacia los autores, así como particular cuidado de la composición tipográfica”. Y en efecto es notable la calidad del proceso, desde la investigación, la selección y el diseño de las obras, hasta el resultado final: la impresión al cuidado de Javier Aizpurua en ExLibris, en Caracas.

“Como editora me corresponde seleccionar, mover, y sobre todo, por respeto al autor, conservar la impronta”, dice Faride Mereb. “Muchas veces en el error se esconde lo más valioso del texto. Por ejemplo: durante la traducción de este libro nos dimos cuenta que Vestrini nombra santos que no existen; ella se formó en una escuela católica pero una parte de su discurso desentona, lo que evidencia una crítica, una forma de resistencia. En un mismo texto cita a la biblia, menciona el aborto (del que no se hablaba abiertamente), se refiere a la muerte de manera recurrente, ya sea de forma explícita o mediante símbolos”.

Una recepción inesperada

La receptividad del público angloparlante a la obra de Vestrini, con Grenade in Mouth: Some Poems of Miyó Vestrini, ha sido excelente. Kenning Editions imprimió dos mil ejemplares, algo inusual en poesía y especialmente en traducción, y en los primeros meses ya se habían vendido setecientos. Eso es muchísimo. Durante meses figuró en Small Press Distributions como uno de los libros más vendidos en EEUU. “Revistas y editoriales nos han contactado con la intención de incluirla en nuevas antologías. Hay planes futuros y eso nos alegra”, cuenta Mereb. Lo importante en este sentido, más que la cantidad de obras vendidas, es la cantidad de lectores angloparlantes que se acercan a la autora gracias a la publicación de este volumen. Por otra parte, revistas digitales tan populares como Hyperallergenic y Full Stop, publicaciones como Chicago Review of Books, y la revista arbitrada A Public Space, por ejemplo, han incluido poemas de la autora venezolana o referencias a Grenade in Mouth en sus números recientes.

Grenade in Mouth, la edición de Kenning con cubierta diseñada por Faride Mereb

En aquel dossier sobre traducir, decía Miyó Vestrini: “Si aceptamos que primero fue la traducción y luego el original (léase Antiguo Testamento), debemos admitir que toda la civilización depende de sus traducciones. Dependemos, atados de pies y manos y lengua, de esa figura imposible que es el traductor. Enemigo peligroso, si lo hace mal. Cómplice de alto vuelo, si lo hace bien.” Esa imagen me lleva de vuelta a Faride Mereb. Pues lo que la lleva a iniciar el recorrido que abarca ahora la traducción, es la imposibilidad que descubre, al mudarse a New York en 2018, de hablar libremente sobre libros o autores venezolanos con personas que no hablan español. 

Antes de Grenade in Mouth, Letra Muerta publicó Espacios para decir lo mismo / Spaces to Say the Same Thing (2018), de Hanni Ossott. Este libro es también una joya, con la traducción del escritor y crítico literario Luis Miguel Isava. Y 2020 comienza con la publicación, también en inglés, de Vida privada de las muñecas de trapo de Aquiles Nazoa. Además tiene planes con otro libro de poemas de Vestrini en francés, escrito originalmente en esta lengua.

Traductores somos todos, dice Vestrini. “Traducimos o nos traducen, ello depende de nuestra fuerza o nuestra debilidad.” Ella, traductora de aquello que nadie más nombró en su momento, ahora es traducida, más allá de la muerte, una y otra vez, por quienes editan en su lengua o en otra, y por quienes la leen.