La Bolsa de Valores de Caracas (BVC) se ha convertido en una especie de oasis en medio del desierto económico y financiero venezolano.
Ese mercado enfrentó un severo proceso de descapitalización bursátil en 2020, durante el peor momento de la crisis generada por la pandemia, y también fue duramente golpeado por los ocho años de recesión, los cuatro años de hiperinflación y la megadevaluación de Venezuela. Pero a pesar de todo ese ventarrón en contra, la plaza volvió a crecer en 2021.
En el primer trimestre de este año, el mercado de renta fija de la BVC alcanzó los 1.353 millones de dólares, lo que representa un incremento del 81,3 % respecto al mismo periodo de 2020.
En 2017, solo 4 empresas emitían deuda en el mercado y ahora lo hacen 32. En lo que va de año, 4 nuevas empresas se sumaron a este mercado bursátil y 2 de ellas son fondos de capital privado enfocados en conseguir financiamiento para el desarrollo de nuevos proyectos empresariales.
El total de operaciones bursátiles diarias oscila actualmente entre 250 y 300, el triple que en 2017 (109) y un 50 % más que en 2020 (200).
El mercado bursátil intenta consolidarse como una alternativa para financiarse y desarrollar proyectos con el contexto de hiperinflación y devaluación del bolívar, que pulverizaron la capacidad de compra, de ahorro y de inversión de los venezolanos en moneda nacional, mientras que la liquidez y la capacidad de financiamiento del sistema bancario se han secado con el encaje legal impuesto por el Gobierno.
Además, los rendimientos nominales que está dando el mercado bursátil a algunas empresas son superiores a los niveles de inflación y devaluación, y eso ha reforzado el interés por invertir en bolsa.
“El mercado bursátil ha servido para el financiamiento de las empresas que quedan y apuestan a una nueva Venezuela, a una apertura económica y a un cambio en el modelo”, señaló a la BBC Gustavo Pulido, presidente de la BVC.
Cuatro bolsas compiten por este mercado
La Bolsa de Valores de Caracas ya no es el único mercado bursátil del país. Está también la Bolsa Pública de Valores Bicentenaria (BPVB), que surgió en 2010. Y más recientemente, en 2020, nació la Bolsa Electrónica Descentralizada de Venezuela (BDVE). Esta bolsa lleva menos de un año funcionando y no todos los actores del mercado están interviniendo allí. Ha habido rumores de que en la Bolsa Descentralizada se permite usar criptomonedas y divisas extranjeras.
También hay una Bolsa Agrícola en proyecto, con la que se pretendía vender y comprar commodities (materias primas). Pero esos no son los únicos cambios en la plaza.
En el último trienio hubo reformas regulatorias relevantes en el mercado bursátil venezolano, para intentar modernizar el sector y adaptarlo a los estándares internacionales vigentes.
A partir de 2015, por ejemplo, entraron en vigencia nuevas normas de financiamiento para Pymes y de Oferta Pública, normas de pagaré bursátil y sobre prevención y legitimación de capitales.
Repunte, tras descapitalización
La capitalización del mercado de la BVC superó el pico de 3.000 millones de dólares hace relativamente poco tiempo, pero tras el inicio de la pandemia ese valor se desplomó a 1.200 millones. En 2021, afortunadamente, ya se ha recuperado en forma significativa, aunque no del todo aún.
Hay empresas que llegaron a tener en su mejor momento un valor bursátil de 30 a 50 millones de dólares y en el peor momento de la pandemia bajaron a 3 o 2 millones de dólares.
En una economía que lleva ocho años en recesión y que enfrenta una agresiva hiperinflación desde 2017 y una megadevaluación (el bolívar “soberano” perdió más del 99 % de su valor en tres años), se pueden conseguir bienes de alto valor “a precios de gallina flaca” en múltiples sectores. Incluso en el sector bursátil.
La centenaria empresa textil Telares de Palo Grande (Ama de Casa) es un caso emblemático de esto. “Hay una enorme distorsión económica cuando una gran empresa como Telares de Palo Grande (TPG) cuesta lo que te puede costar una quinta en La Lagunita”, informó el abogado Andrés Guevara, director de la firma consultora Omnis Business Partners. “Esos 2 millones de dólares como valor de mercado son nada en comparación con sus activos. Esa misma empresa, tal vez tres o cuatro años atrás, estaba costando 30 millones de dólares. Afortunadamente, ya han recuperado terreno. Pero sí, la capitalización de mercado de las empresas en Venezuela fue duramente golpeada durante esta coyuntura”.
Los fondos mutuales y de inversión, por su parte, se multiplican. Y esos vehículos permiten hacer adquisiciones en dólares.
“En la práctica, puedes allí comprar en dólares”, dice Guevara. “Si abres una cuenta en cualquiera de estos bancos de custodia puedes comprar en dólares, pero el inversionista no pone los dólares directamente sino que pone bolívares, para que las unidades de inversión de esos fondos mutuales tengan un segmento dedicado a cobertura en dólares que se compran en las mesas de dinero que tienen los bancos”.
Volvieron las ofertas públicas
Después de muchos años sin verlas, en 2021 volvieron también las ofertas públicas de acciones de empresas que cotizan en la BVC. “El caso más reciente fue el de Corimon”, comentó Guevara. “Se estaba comprando el 9 % de esa compañía por un proceso de oferta pública. Ese proceso está en desarrollo, no ha culminado, y es probablemente el primero que se ha dado desde la oferta de la Electricidad de Caracas, hace décadas”.
Las operaciones bursátiles de la farmacéutica Calox y las emisiones de fondos inmobiliarios, también han sumado a favor de este crecimiento.
Otra novedad es la incorporación a la Bolsa de Valores de Caracas de cuatro nuevos jugadores bursátiles: Impulsa Agronegocios, PC-IBC Fondo Mutual de Inversión de Capital Cerrado, Fivenca Fondo de Capital Privado y Pivca (Promotora de Inversiones y Valores). Varias de esas firmas ofrecen interesantes opciones bursátiles para financiar proyectos de compañías de diversos sectores y tamaños.
Fivenca es “un vehículo para poder salir a levantar el capital necesario para crecer empresarialmente. Esa es la principal razón por la cual se creó este fondo”, informó a Pulso Bursátil el exdirector de Políticas Públicas del Banco de Desarrollo para América Latina CAF, Michael Penfold.
Además han surgido asociaciones de capital privado que están promoviendo inversiones extranjeras en empresas venezolanas con enfoques no tradicionales, como Venecapital, presidida por Óscar Doval.
Hacia un mercado multimonedas
La mayoría de las operaciones que se hacen en la BVC se transan en bolívares. Y líderes del sector privado recomiendan a las autoridades flexibilizar la normativa vigente para dar paso a un mercado bursátil multimonedas.
La Bolsa de Valores de Caracas presentó incluso un proyecto multimonedas y de apertura a la inversión extranjera al Banco Central de Venezuela el año pasado, pero la iniciativa no consiguió el respaldo necesario en el Poder Ejecutivo.
Y esa negativa a flexibilizar la norma en el mercado bursátil contrasta con la que se ha dado ya en otros ámbitos, como el bancario, donde se autorizó ya incluso la apertura de cuentas en divisa extranjera para ahorrar y hacer operaciones comerciales ordinarias.
Representantes del sector privado han sostenido reuniones con diputados oficialistas, miembros de la Comisión de Finanzas y el viceministro de Finanzas, para hablar de este y otros temas. Pero la reforma planteada sigue brillando por su ausencia.
“Vinieron a conversar para encontrar salidas al mercado”, declaró Pulido a Crónica Uno recientemente. “Esto es muy necesario para que la empresa privada funcione, porque es la empresa privada la que genera empleo y divisas. Aquí no podemos avanzar si no tenemos inversión extranjera. Ahora como país tenemos un default y eso se debe resolver, hay que llegar a una negociación sobre el impago de la deuda; podemos ir abriendo el mercado, dando apertura en otras dimensiones para que se vaya reconstruyendo la economía, pero sobre todo para que la empresa tome el rol que le corresponde”.
Las ventajas de la apertura
El director de Omnis Business Partners es de los que piensa que una de las grandes limitaciones que tiene la BVC para seguir desarrollándose es precisamente la moneda que usa para comprar e invertir: el devaluado bolívar. “Casi todo se está cotizando en bolívares ahora en la bolsa. Y como en este país la liquidez en moneda extranjera es cinco o seis veces mayor que la liquidez en bolívares, los pocos bolívares que tienes no los vas a colocar en bolsa, no tienes incentivos para hacer eso. Así que migrar a un mercado multimonedas sería muy bueno, pero ha habido muchos factores resistentes a este cambio, entre ellos el propio Gobierno”, advirtió Guevara.
El mercado bursátil venezolano ganaría liquidez, profundidad y bursatilidad si se aceptan otras divisas y no exclusivamente el bolívar.
“Si tú le permites a la gente transar en la moneda de uso corriente ahorita, que es el dólar, esto tendría un gran impacto en la bolsa. La gente usa el dólar cada vez más, lo quiere, lo acepta, y vamos hacia un proceso de formalización de la dolarización a pesar del rechazo de las autoridades”, dijo Guevara.
Según el presidente de la BVC, inversionistas y/o embajadores de Argentina, Brasil, Turquía y Corea del Sur, entre otros, están interesados en que ciudadanos de sus naciones puedan invertir en empresas venezolanas a través de la plataforma bursátil de Caracas, pero como extranjeros no pueden hacerlo directamente.
El caso Santa Teresa
El único experimento de un título en moneda extranjera emitido en el mercado venezolano, en los últimos años, es el de Ron Santa Teresa, que colocó un título de renta fija en dólares en 2020. “Fue un proceso muy informal. Tenías que llevar los dólares directo a la oficina operativa de Santa Teresa en la zona industrial de Baruta, lleno de escoltas, un cuadro más de esa Venezuela rocambolesca y faraónica de estos tiempos que vivimos. Pero nada que ver con un proceso normal para este tipo de cosas”, cuenta Guevara.
Esa obligación de transar en bolívares es lo que ha llevado a que la BVC tenga uno de los rendimientos nominales más fuertes del mundo (40% o 50% mensual), aunque el rendimiento real de esta plaza bursátil sea otro muy distinto y el nivel de descapitalización que han sufrido las empresas que cotizan en el sistema sea tan grande.
Cinco8 consultó a la Superintendencia Nacional de Valores (Sunaval) al respecto, con el propósito de verificar si la Bolsa Bicentenaria está efectivamente utilizando criptomonedas y divisas extranjeras para realizar sus operaciones y si estaban o no considerando la migración a un mercado, pero al momento de cierre de esta nota la institución no había dado respuesta.
Oportunidades de inversión
Los bienes venezolanos están subcapitalizados, en general. No solo estamos hablando de apartamentos en Margarita, negocios y casas en las principales ciudades del país que se están vendiendo a precios muy inferiores a los que tenían hace décadas, sino también de haciendas productivas y empresas públicas y privadas de todos los sectores.
La crisis también es sinónimo de oportunidad, aunque los profesionales entrevistados para este análisis coincidieron en afirmar que se debe estudiar el mercado muy bien antes de tomar decisiones de esta naturaleza en la complicada Venezuela actual.
Hay oportunidades de inversión interesantes en los sectores económicos que satisfacen necesidades básicas (salud, alimentación, transporte, por ejemplo), pero también en los que atienden apropiadamente al target alto y medio alto del país. Asimismo, en el sector manufacturero y agroindustrial hay opciones interesantes.
La empresa de servicio de delivery Pedidos YA, es un testimonio de ello. “Vinieron a Venezuela con un plan de pérdida a tres años y eso no les importó. Y míralos ahora. También hay oportunidades en temas tecnológicos, de programación, de software, de intangibles para el desarrollo de servicios”, resaltó Guevara.
El economista Asdrubal Oliveros, director de la firma consultora Ecoanalítica, piensa que pese al repunte en 2021 el mercado de valores de Venezuela sigue siendo muy pequeño. «Lo que está ocurriendo allí está asociado al hecho de que un conjunto de empresas está viendo en la BVC un mecanismo para acceder a financiamiento ante una restricción crediticia que es muy profunda en este momento», dice Oliveros. En efecto, el crédito bancario en Venezuela se ha contraido en términos reales más del 90% en los últimos años. «Pero es un síntoma de que si en el país cambiasen las cosas y hubiese un entorno diferente, más favorable a la inversión, y si se corrigen muchas de las distorsiones que mantiene nuestra economía, el despegue de la bolsa de valores puede ser significativo».