La lucha por ser el político venezolano de TikTok apenas comienza

Para los candidatos, las plataformas como esta app china son baratas, le pueden llegar a mucha gente sin casi salir a la calle, y no están mediadas por periodistas preguntones. Pero si no las saben usar, el resultado puede ser contraproducente

La fiebre que causó Rodolfo Hernández en TikTok, que pasó a segunda vuelta de las elecciones colombianas sin invertir en campaña, abrió los ojos de más de uno a este lado de la frontera

Foto: Composición de Sofía Jaimes Barreto

A principios de julio de este año recibí de una amiga uno de esos mensajes de WhatsApp habituales: el enlace a un video de TikTok. Hubiera pensado que era una de las tantas recetas que probablemente nunca haremos, de no ser porque acompañó el enlace con la frase: “Qué cringe este carajo”. Luego de abrirlo y de esperar varios segundos a que mi conexión móvil reaccionara, finalmente el video se reprodujo: era un primer plano de Carlos Prosperi, el candidato de Acción Democrática para las presidenciales de 2024, mientras sonreía y guiñaba el ojo para la cámara en slow motion. Todo eso mientras sonaba “Ojitos lindos”, de Bad Bunny y Bomba Estéreo, una de las canciones virales en la aplicación. La descripción de la publicación, acaso para no dejar de sonar como asunto político, fue: “Venezuela solo miremos el futuro”. 

Mi amiga tenía razón. Pero el video no me sorprendió.

@prospericarlos Venezuela solo miremos el futuro, aqui nadie se rinde!!! #elfuturonospertenece #vamosxmas #viralvideo #parati #UnidosXVenezuela ♬ sonido original – Alejandro Betancourth

Casualmente, la política y el cringe me habían llevado a desembarcar en TikTok varias semanas antes. Había leído que Rodolfo Hernández, quien se hacía llamar “el viejito de TikTok”, podía ser la sorpresa de las elecciones presidenciales de Colombia. Luego de echar un vistazo en su perfil, me pareció increíble imaginar que alguien que construyera su campaña política con montajes absurdos y sin demostrar ninguna profundidad en sus mensajes pudiera gobernar un país, aunque mentiría si dijera que no me pareció una fantástica y novedosa estrategia comunicacional. Pero ya todos sabemos cómo terminaron las elecciones en Colombia: ganó Gustavo Petro.

Pensé, entonces, que el TikTok al final le había jugado una mala pasada a Hernández, además de su falta de programa político. Pero para mi sorpresa, y aunque ningún medio le diera el título de tiktoker, Petro incluso supera a Hernández en seguidores y reproducciones. ¿Es TikTok entonces una fábrica de presidentes o políticos ganadores en elecciones? 

“Por supuesto que no”, me dijo Luis Rendueles, politólogo y especialista en estrategia digital. “Pero sí te permite llegar a un grueso de la población que otros espacios no te permiten llegar de la misma forma”. Ese es el fondo del asunto, dijo Rendueles: con la estrategia adecuada, pueden construirse candidaturas exitosas y moldear las imágenes de los políticos. 

Y en Latinoamérica sobran los ejemplos: Xavier Hervas y Guillermo Lasso en las elecciones presidenciales de Ecuador en 2021; y Gabriel Boric y José Antonio Kast en Chile.

Con todos estos antecedentes en la región, con la impopularidad de la clase política en Venezuela y con unas elecciones presidenciales a la vista en Venezuela para 2024, pensé entonces que los políticos venezolanos duplicarían sus esfuerzos, que hasta ahora habían sido tímidos, para adaptarse a la era del TikTok. Sin embargo, al revisar cada uno de sus perfiles y de conversar con algunos de ellos, me encontré con que la mayoría intenta descifrar la plataforma por su propia cuenta y que improvisan estrategias. Esto ha ocasionado que, de momento, no haya punto medio en el manejo que le dan a la aplicación.

O hacen el ridículo, o por temor a él se limitan a crear videos que, aunque en el mejor de los casos tengan miles de reproducciones, estén lejos de tener un gran alcance.

Pero acá quiero ser claro: me refiero a los políticos opositores. En el chavismo el panorama es muy diferente. Nicolás Maduro y Rafael Lacava, los dos chavistas en los que me fijé, tienen estrategias muy bien definidas y se han adaptado con éxito a las formas del TikTok. 

En concreto, revisé los perfiles de Andrés Schloeter, Gabriel Santana, Antonio Ecarri, Carlos Prosperi, María Corina Machado, Manuel Rosales y Henrique Capriles Radonski. 

¿Nuestros políticos son humanos?

Conocí a Andrés Schloeter a finales de 2021, pocos días antes de las elecciones regionales del 21 de noviembre. Él era candidato a la alcaldía del municipio Sucre, en el estado Miranda, y lo acompañé durante un recorrido por el barrio de Petare para hacer una crónica periodística. Luego de un largo día y de terminar la formalidad de la entrevista, sacó su teléfono y empezó lo que parecía una emocionante charla con el fotógrafo sobre los videos que había hecho para su red social, la cantidad de seguidores que tenía y los planes para sus futuros contenidos. Hablaba de TikTok.

A pesar de estar en campaña, Schloeter nunca usó su TikTok con fines políticos ni electorales. “No era la esencia de lo que yo estaba construyendo”, me explica ahora. “Prefiero publicar cosas de mi vida personal”. 

Por ejemplo, durante los juegos olímpicos se grabó reaccionando a la competencia que le dio a Daniel Dhers la plata en los juegos olímpicos Tokio 2020. El video supera las 300.000 reproducciones. En otro video, su abuelo besa la barriga de su esposa embarazada. La tierna imagen ya alcanzó las siete millones de reproducciones, siendo el video más visto en TikTok de un político venezolano. “Fue una locura. Me escribieron personas de distintos países y gané muchos seguidores”, me cuenta Schloeter todavía entusiasmado.

Pero mostrarse demasiado personal puede llegar a ser un problema para un político.

“Las redes sociales nunca son para ti sino que son un vínculo para lograr algo”, comentó Luis Rendueles. “En el caso de la política, lo que interesa es generar simpatía para que la población te conozca como persona pero también ofrecer una visión de país”.

Primera lección: un político puede “humanizarse” y parecer uno más de nosotros sin necesidad de ocultar su faceta de político. 

Cuando vi el perfil de Schloeter, me di cuenta que si no supiera a qué se dedica, me hubiera costado identificarlo como un político, el partido al que pertenece y sus propuestas para el país. Cuando le pregunté si no le preocupaba eso, me dijo: “Sin dudas es algo en lo que debo trabajar”. Pero si revisan los perfiles de los demás políticos, verán que sucede justo lo contrario. La mayoría hace exactamente lo que Verónica Ruiz del Vizo, especialista en comunicaciones y en estrategia digital, me dijo que no había que hacer.

“Básicamente tienen que renunciar al típico discurso narrativo en términos de imagen y video al que han estado acostumbrados a utilizar”, me explicó. “Siempre que hay campañas, sacan las típicas fotos: el candidato con gente alrededor, abrazando una abuela, cargando un niño (o una persona adulta con fallas de crecimiento, en el caso de Henri Falcón, pensé mientras hablaba con Ruiz del Vizo), un casa por casa, una reunión con una señora. Esa narrativa es tan predecible que no va a funcionar dentro de TikTok”.

En el caso de María Corina, el intento más cercano para parecer una de nosotros fue un video durante una entrevista en el que habla de su rol como mamá. Henrique Capriles lo logró únicamente en el primero de los tres videos que ha publicado, en el que sale junto a su familia mientras le cantan cumpleaños. Manuel Rosales solo publica las obras que hace desde la gobernación del Zulia (eso también es un mensaje) y Antonio Ecarri lo intentó una vez con un chiste de doble sentido sobre “sembrar yuca”, mientras estaba en un recorrido por Guárico. Sobre ese video, Ecarri me comentó: “Esa es mi línea roja”, en referencia a que es lo más cómico o personal que puede ofrecer para evitar caer en lo ridículo.

De los políticos opositores que analizamos, solo uno ha logrado unificar su faceta de político con la personal de manera exitosa. Hablo de Gabriel Santana, una de las figuras jóvenes de Primero Justicia. 

@gabosantana35 #fyp #politica ♬ EFECTO – VASSAG

En un video publicado recientemente, Santana utilizó una de las tendencias del momento (la canción “Efecto”, de Bad Bunny), para subir fotos que los políticos no suelen publicar. Mientras la canción dice “esta sí”, aparecen sus fotos de campaña o durante entrevistas, y cuando suena “esta no”, aparece él con un perro, en una fiesta o jugando bolas criollas. El video, lejos de dar cringe, logra con su objetivo. “Trato de humanizarme”, me explicó Santana. “No es un esfuerzo, simplemente subo las cosas que hago en mi día a día”. La pieza fue todo un éxito y acumula más de 200.000 reproducciones, su video más visto hasta el momento.

Pero no solo hablamos de humanizar a los políticos, sino de sus ideales, lo que puede ser más peligroso. La cuenta de TikTok de Nicolás Maduro es una combinación de ambas cosas, opina Rendueles. Además de mostrarse bailando o diciendo piropos a Cilia Flores, el mensaje de los videos de Maduro se puede resumir en una frase: Venezuela se está arreglando. “La economía de Venezuela crece como un cohete”, dice Maduro en uno de sus videos recientes promocionando la ley de Zonas Económicas Especiales, mientras aparecen letras coloridas y emojis. “Venezuela ha vuelto”, asegura. El video supera el millón de vistas y Maduro está por llegar a 600.000 seguidores, la cifra más alta de un político venezolano.

Rendueles nos advierte: “Como ciudadanos tenemos que despertar el sentido crítico y cuestionar cuándo una estrategia es para lavarle la cara a alguien”.

El miedo a la grima

Cuando les pregunté a los políticos por qué no usan en sus videos canciones o retos virales del TikTok, todos esgrimieron el temor a dar cringe. Pero hay algo que debemos entender, me dijo del Vizo: usar las tendencias no es sinónimo de hacer el ridículo. “Si hay una canción que es tendencia, no necesariamente tiene que salir el candidato bailando”, comentó. “Se trata de utilizar de manera hábil el discurso narrativo de la canción para llevarlo al discurso político”. 

¿Y por qué son tan importantes las tendencias? Por el funcionamiento del algoritmo de TikTok. Para explicarlo de una forma sencilla, si a usted le gusta ver los videos con canciones de Bad Bunny y un político usa uno de esos temas para un video, hay más probabilidades que ese video le salga que su inicio sin necesidad de que lo sigas. Pero las tendencias no solo se tratan de canciones y bailes: lo mismo ocurre si te gusta ver algún reto o dinámica con respuestas a los seguidores y ese político lo hace. 

Ruiz Del Vizo explica que a diferencia de Facebook o de Instagram que se enfocan en la comunidad (los seguidores que ya tienes y a los cuales alimentas con el mismo contenido), TiktTok está hecha para descubrir a las personas. Y usar tendencias es una manera de facilitar que te descubran. 

Si revisas el perfil de los políticos de los que he hablado hasta acá, te darás cuenta que solo tres se adaptan a las formas de TikTok en cada uno de sus videos: Nicolás Maduro, Rafael Lacava y, en menor medida, Gabriel Santana.

En sus videos, Ecarri —quien será candidato a la presidencia como “independiente” en 2024—, apela a la emotividad con los mensajes sobre educación, emprendimiento y referencias a Arturo Uslar Pietri. “Mi público en TikTok es gente que no tiene nada que ver con los partidos políticos, más allá de las edades”, me explicó. Sobre su estrategia, Rendueles opinó que si bien es efectivo desde el punto de vista de transmitir sus ideales, no se caracteriza por su aprovechamiento de las tendencias. Por ahora Ecarri no llega ni a los 4.000 seguidores.

María Corina Machado tampoco le ha sacado provecho al algoritmo. En su caso solo se ha aferrado a los mensajes más radicales contra la clase política opositora —a quienes se refiere como “cómplices” del chavismo— y, como no puede ser de otra forma, de su video llamando “ladrón” a Hugo Chávez, que ha subido hasta en tres ocasiones. “Ella se dirige al público que creía que debíamos pedir la pizza (pedir la intervención de Estados Unidos)”, opinó Rendueles. Al momento de escribir este texto, tiene poco más de 54.000 seguidores.

Acá va otra lección importante: usar las tendencias debe ir de la mano con una estrategia para que tenga éxito. Tendencia sin estrategia, en muchos casos, es terminar siendo objeto de burlas. El mejor ejemplo es el video de Prosperi usando la canción “Ojitos lindos” pero sin transmitir ningún mensaje, aseguró Rendueles. “Dentro de una campaña de posicionamiento, lo que buscas es que hasta las cosas espontáneas estén previamente planificadas”, explicó. “Me cuesta creer que con el descrédito que tienen los políticos, la intención sea pegar a costa de tu reputación y la poca credibilidad que te queda”. 

Tanto Schloeter como Santana me dijeron que ellos mismos producen sus videos, mientras que Ecarri aseguró que su estrategia es producto del estudio autodidacta que ha hecho de la plataforma y el de las juventudes de su partido, Alianza del Lápiz. Prosperi dejó mi mensaje pidiendo una entrevista en visto y su equipo de prensa dijo que su agenda era demasiado apretada. 

Pero en la Venezuela actual, incluso asesorar puede ser un desafío, comentó Ruiz del Vizo. “No todo el mundo se siente cómodo trabajando en comunicación política en Venezuela y las razones son persecuciones, costos importantes y autocensura”. Entonces recordé cuando en abril de este año, el régimen detuvo a Olga Mata de Gil, de 72 años de edad, por subir un video en TikTok en el que de manera satírica preparaba arepas y les ponía el nombre de algún personaje del chavismo. La acusaron de “incitar al odio” y la hicieron retractarse en otro video público.

Terreno fértil

Llegados a este punto, vale la pena preguntarse: ¿puede entonces un político venezolano lograr construir una candidatura exitosa a base de TikTok? 

Para empezar, dice Rendueles, el principal trabajo debe construirse en las calles del país. Lo que se haga en redes sociales, debe hacerse en varias plataformas. No hay que perder de vista que el 30 por ciento de la población venezolana no tiene acceso a Internet en sus casas, según algunos reportes de este año. Y quienes tienen, navegan en casi una sexta parte de la velocidad a la que se conectan en el resto del mundo, por lo que ver completo un video de TikTok puede llegar a ser una tarea titánica. Por otra parte, a diferencia de otros países como Chile o Colombia, en donde pude encontrar datos de cuántos usuarios hay en TikTok desglosado por edades y sexo, en Venezuela no existe ninguno de esos registros. 

“Eso siempre ha pasado con todas las redes sociales”, explicó Ruiz del Vizo. Pero eso no tiene por qué ser un problema para que los políticos calculen sus públicos, me dijo, ya que una buena alternativa es monitorear la cantidad de reproducciones, visitas y seguidores que tienen los influencers venezolanos en la plataforma. Algunos de ellos superan el millón de seguidores. “Eso ya es suficiente indicador para saber que hay una cantidad de personas y de usuarios activos venezolanos muy altos”.

Además, los videos de TikTok no se quedan en TikTok: igual que como me llegó el video de Prosperi, puedes recibir los enlaces hacia los videos a través de Whatsapp. También es probable que hayas visto alguno en Twitter, Facebook o Instagram, ya que la plataforma permite descargarlos. Por lo tanto, es un mito que TikTok sea una plataforma exclusiva para jóvenes.

Y que el uso que hasta ahora le han dado los políticos venezolanos a TikTok sea discreto y erróneo en algunos casos, solo abre la oportunidad para que empiecen a innovar en la plataforma. “Este es un momento oportuno para entrar porque siempre la gente que entra primero, pega mejor”, aseguró Ruiz del Vizo. “Cuando ya todo el mundo se sumó es más difícil competir porque ya hay demasiada gente con tu tema tomado. El área de la política en Venezuela está todavía muy virgen en comparación con otros países”.