Llevo tres años viviendo en Ecuador y he votado dos veces: en la consulta popular y referéndum del 2018, y en las elecciones locales de 2019. Más allá de lo bien que se siente participar en unas elecciones democráticas para mantener la alternancia en el poder —algo olvidado en Venezuela— dolía ver cómo nuestro país se convirtió en el chivo expiatorio favorito de la política en América Latina.
En cada campaña para esas elecciones abundó el lema “No queremos ser otra Venezuela”, con el que los políticos ecuatorianos apuntaron al miedo para movilizar a un electorado que no quiere (nadie lo quiere) vivir la crisis humanitaria que padecen los venezolanos. Lo mismo que hemos visto en muchos otros países, incluso en España y, en menor medida, Estados Unidos.
Ahora que Ecuador tiene elecciones presidenciales y de asambleístas el próximo 7 de febrero, en primera vuelta, entre los 16 binomios presidenciales en campaña al menos cinco usan el caso venezolano como una advertencia de lo que puede pasar si no votan por ellos.
Un pequeño ejemplo es una valla en la avenida La Coruña —una zona de clase media alta al norte de Quito— con el mensaje: “En estas elecciones, tú decides. Seguir con la dolarización o convertirnos en Venezuela. Ponte pilas. Vota por el más capaz”. En la valla, que ilustra esta nota, no se ve el logo de ningún partido político que se atribuya el mensaje. Pero aquí en Ecuador sabemos en contra de quién va: Andrés Arauz, el delfín del ex presidente Rafael Correa (histórico aliado del chavismo) con su partido Unión por la Esperanza (UNES).
En noviembre del año pasado se viralizó por redes sociales un texto de Arauz donde habla sobre la dolarización que mantiene Ecuador desde 1999. Según el portal Ecuador Verifica, partes de este texto fueron descontextualizadas para hacer creer que Arauz, de llegar a la presidencia, quitaría el dólar como moneda oficial. Por mucho que Arauz haya tratado de quitarse esa etiqueta de encima, el daño ya estaba hecho. Una parte del electorado ecuatoriano lo considera el candidato que puede llevar al Ecuador a ser “otra Venezuela”.
Con Arauz se la pusieron bombita, como diríamos en Venezuela, a los demás candidatos, debido a su afinidad política con Correa. Pero los otros binomios también han lanzado frases y mensajes de antología en torno a los venezolanos, en especial en temas migratorios.
El 17 de enero de este año, en uno de los días de debate organizados por el Consejo Nacional Electoral de Ecuador, Isidro Romero, candidato por el partido Avanza, declaró que le daría “24 horas” a los venezolanos que están en Ecuador sin trabajo, para que salieran del país si ganaba la presidencia.
En ese mismo debate, Paúl Carrasco, de Juntos Podemos, habló sobre censar a los venezolanos que están en el país y “deportar” a todos los delincuentes.
Lo que olvida Carrasco es que ya se hizo un censo, desde julio de 2019 hasta marzo de 2020, entre los venezolanos en Ecuador, que sirvió para activar la regularización de esta población con la Visa de Excepción por Razones Humanitarias (VERHU), además de determinar cuántos de nosotros estamos en este país, cuál es nuestro nivel académico y las condiciones socioeconómicas en que vivimos. Ecuador es el cuarto país de América del Sur y del mundo (luego de Colombia, Perú y Chile) con más migrantes y refugiados venezolanos: 417.000 según estimaciones del gobierno.
Lucio Gutiérrez, quien fue presidente del Ecuador desde 2003 hasta que fue derrocado en 2005, quiere llegar de nuevo al poder declarando en Twitter que lo que vive Venezuela es una dictadura. Pero durante los debates organizados por el CNE no dudó en criminalizar a los extranjeros, y en pedir que no sigan entrando “delincuentes” por la frontera norte.
Arauz también ha dicho sus cosas sobre la migración venezolana. El 14 de diciembre de 2020, en una entrevista, le preguntaron: “¿Ustedes van a permitir que nuevamente pasen, que se instalen aquí, los ciudadanos venezolanos?”. Arauz respondió: “No, nosotros tenemos como prioridad atender al pueblo ecuatoriano”.
Guillermo Lasso, candidato por los partidos CREO y PSC, se postula a la presidencia por tercera vez, y en su plan de gobierno tiene un apartado dedicado solo a la migración. En uno de los párrafos de esta sección podemos leer: “Necesitamos impulsar la aceptación e inclusión de los inmigrantes, garantizando tanto la seguridad de los migrantes, como la seguridad interna para nuestros ciudadanos”.
Sí, la migración forzada venezolana en estas elecciones se ha planteado desde la seguridad del Estado ecuatoriano y no desde los Derechos Humanos. Pero el peor mensaje hacia los venezolanos viene del gobierno actual. Lenín Moreno, durante su programa de televisión “De frente con el Presidente” del 19 de enero de este año, dijo: “Los venezolanos han optado también por la posibilidad de regularizarse que le hemos abierto nosotros, y también de buscar trabajo. Esa ha sido una de las razones por las cuales muchos ecuatorianos han perdido el empleo, pero debemos considerar la actitud humanitaria de Ecuador”.
En ese mismo programa, el ministro de gobierno de Ecuador, Patricio Pazmiño dijo: “Ha crecido la participación de ciudadanos venezolanos en hechos de delincuencia, ha crecido la población carcelaria de ciudadanos venezolanos, pero todavía termina siendo marginal respecto a lo que es de los propios ecuatorianos”. Lo que no comentó el ministro es que para el 29 de julio de 2020 habían 946 venezolanos detenidos en el país de una población nacional total de privados de libertad —para esa fecha— de 37.965 personas, según datos del Servicio de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI) de Ecuador.
¿Cuánto aumentó la cifra de venezolanos detenidos en este país entre julio de 2020 y enero de 2021? Pazmiño no especificó ese dato.
Luego del 7 de febrero, si ninguno de los 16 binomios a la presidencia de Ecuador obtiene la mitad más uno de los votos válidos; habrá una segunda vuelta el 11 de abril.
Hasta el 28 de enero el CNE de Ecuador permitió que se publicaran encuestas sobre intención de voto para las presidenciales, y de cuatro encuestadoras avaladas por el árbitro electoral, se determinó que hay entre 30 y 60 por ciento de indecisión entre los electores para elegir a un candidato. El CNE habilitó a 19 encuestadoras de pronósticos electorales y 3 para el voto a boca de urna para estas elecciones, y la mayoría ha dado números favorables al candidato Andrés Arauz en primer lugar, y a Guillermo Lasso en segundo. Vaticinan que podría haber una segunda vuelta con ambos candidatos.
En una segunda vuelta, el voto de los ciudadanos extranjeros residentes en Ecuador podría ser determinante: un poco más de 22.429 mil están habilitados.
No sabemos cuántos de ellos son venezolanos; el CNE no discrimina su censo por nacionalidad.
Perú elige presidente en abril; Chile en abril elegirá a los miembros de una Constituyente, y en noviembre a un nuevo presidente. México y Argentina tendrán elecciones legislativas en junio y octubre, respectivamente. No debe extrañarnos a los venezolanos que vivimos en esta mitad del mundo que nuestro gentilicio siga en boca de los políticos ecuatorianos y latinoamericanos. A medida que siga creciendo, y durante una pandemia, una migración forzada que ya supera los 5,4 millones de venezolanos en el mundo, seguirá despertando resistencia entre las poblaciones de acogida, sobre todo en las agobiadas por numerosos conflictos internos y más acostumbradas a emigrar que a recibir migrantes. Habrá que ver cómo el tema venezolano impacta esta vez en las elecciones de Ecuador.