La dolarización de facto que protagoniza la economía venezolana se está profundizando. Ya va mucho más allá de una dolarización comercial y transaccional. La dolarización financiera empezó también. Y no solo con los depósitos en dólares, sino por lo que ocurre en la zona gris entre lo permitido y lo prohibido: la de los créditos en dólares.
La banca privada de Venezuela está dando préstamos en dólares estadounidenses (USD) desde hace meses. Y ahora que más de la mitad de los depósitos del sistema bancario nacional son en divisa extranjera, ese crédito se está expandiendo a pesar de las limitaciones normativas. Aunque no tenemos cifras, porque nada de esta realidad en dólares se puede reportar en los libros de los bancos.
En 2020, luego de la dolarización de facto que vino tras la hiperinflación y la megadevaluación del bolívar “soberano”, el gobierno de Nicolás Maduro finalizó su política de rechazo al “dólar criminal”. Accedió a que la tasa oficial cambiaria siguiera la misma tendencia alcista del dólar del mercado paralelo, permitió a los bancos aceptar depósitos en dólares y facilitó operaciones comerciales con esas cuentas. Luego autorizó incluso a empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Caracas a hacer emisiones en dólares.
Muchos interpretaron esto como el inicio de un proceso de flexibilización económica del “socialismo del siglo 21”. Pero, a principios de 2021, la Superintendencia de Bancos (Sudeban) prohibió a los banqueros del país prestar dólares a sus clientes sin la autorización previa de esa institución y del Banco Central de Venezuela (BCV).
Sin embargo, los créditos en dólares se otorgan. Así que, una de tres: o ya la Sudeban y el BCV han dado permiso a bancos para dar créditos en divisa extranjera, o algunos bancos se están comiendo la luz roja, o funciona una combinación de ambas opciones.
Entre la retórica y la norma
Si tomamos en cuenta lo dicho por Maduro en al menos dos presentaciones públicas, ya hay la luz verde.
“Estamos en una economía de resistencia que se ha venido autorregulando y en la autorregulación se han generado nuevas oportunidades de negocios, fundamentalmente en dólares”, dijo primero en febrero de 2020. “Estoy atento a todos los fenómenos del surgimiento de la dolarización, todos los dólares que aportaba el Estado en la economía rentista petrolera ahora los aporta la economía privada y ante la opción reprimo o permito, yo tomé la opción lo permito y ha sido correcta”.
Y hace pocos días, el 29 de julio, Maduro le pidió a la vicepresidente Delcy Rodríguez que “personalmente” condujera a la banca pública y convocara a la banca privada para “multiplicar los créditos” en condiciones blandas —y no habló solo de créditos en bolívares en esa declaración, sino también de créditos “en euros” y hasta en “yuanes”.
El economista Leonardo Buniak, analista de riesgo bancario y director de la firma Buniak & Company (B&Co), advierte que “les están permitiendo a los banqueros dar créditos en dólares, pero aún no les dan un marco normativo que respalde eso. Solo se hacen de la vista gorda”.
Es un patrón similar a lo que pasó desde 2019 con el control de precios: existe la norma de “precios justos” pero se aplica a discreción, más como amenaza, y al resto de los comercios se les deja escoger sus precios de venta.
Así se entiende que los bancos que están prestando dólares no lo anuncien con bombos y platillos. Es otra de esas cosas que solo se observa en países con economías tan distorsionadas, intervenidas y controladas como la venezolana.
La reactivación del crédito bancario sería una excelente noticia en cualquier parte del mundo, por el potencial que supone para desencadenar un aumento en la producción nacional, sobre todo después de que el financiamiento en bolívares prácticamente haya desaparecido, tras la imposición del encaje legal (Ecoanalítica estima que se contrajo un 90 por ciento). Pero en Venezuela los bancos ni siquiera están mercadeando esos préstamos en dólares, prefieren que el tema pase por debajo de la mesa.
Se solicitó a la Sudeban detalles sobre este asunto y otros relacionados con los créditos en moneda extranjera, como la lista de bancos ya autorizados para hacer estas operaciones bancarias, pero no hubo respuesta.
También se consultó a los servicios de atención al cliente de dos bancos privados vía telefónica, pero no brindaron la información requerida y nos recomendaron acudir a una agencia bancaria personalmente para obtener esos detalles. Lo mismo le pasaría a cualquier cliente que llame o se presente en una agencia para preguntar por los requisitos para obtener un crédito en divisas: se encontrará con una puerta cerrada. Porque esos créditos no son para cualquiera.
Solo para clientes de bajo riesgo
Los bancos están otorgando préstamos en dólares principalmente a clientes que consideran de bajo riesgo y que además pueden respaldar esos financiamientos con garantías y colaterales en dólares.
Una fuente de un banco privado que pidió reserva de su identidad informó que no solo se otorgan créditos para desarrollar proyectos empresariales, sino también otros de menor cuantía, incluso comerciales, de vehículos, microempresariales y hasta de consumo.
El informante habló de tasas alrededor de 3 por ciento anual. En algunos casos, además de esa tasa, piden otro pago para el desembolso del crédito, equivalente a 2 por ciento del total financiado.
“Si el crédito es de 100.000 dólares, por ejemplo, con esa comisión flat’ (plana), de 2 por ciento de lo que te prestan, en realidad es 98.000 dólares, pero le quedas debiendo al banco los 100.000 completos y durante el periodo de amortización te van cobrando el capital más los intereses de ese capital”, explicó la fuente.
Hay otra opción, la extraterritorial: bancos venezolanos con operaciones en mercados internacionales que también ofrecen a sus clientes en Venezuela préstamos en dólares.
Uno de ellos es el Banco Provincial, a través de su plaza overseas de Curazao. “Para aquellos clientes que busquen expandir sus operaciones comerciales en Venezuela o internacionalmente, ofrecemos financiamiento a través de cartas de crédito stand by y préstamos con garantía líquida o con portafolios de inversión”, se puede leer en el portal de ese banco.
Un asunto de seis grandes bancos
El hecho es que los créditos ocurren, y los bancos los usan para mover el dinero en divisas que han depositado en ellos sus clientes. Y que siguen depositando, como parte de la operación cotidiana en dólares en territorio venezolano.
El 56,03 por ciento de los depósitos que están en el sistema bancario nacional actualmente corresponden a divisa extranjera, según Buniak & Company.
Hay dos tipos de depósitos en divisas en Venezuela. Están los depósitos amparados en el convenio cambiario 20, que se usaron en su momento para financiamiento de importaciones con el uso de dólares preferenciales, Comisión Nacional de Administración de Divisas (Cadivi) y afines. Y están los que tienen “libre convertibilidad”, que están respaldados con el convenio cambiario 1 y son los que usan los bancos para otorgar créditos en dólares.
Al cierre del primer semestre de este año, de acuerdo con el ranking de B&Co, los bancos que lideran los depósitos de “libre convertibilidad” son el Banco Nacional de Crédito (35,04 %), Banco Mercantil (20,52 %), Banco Venezuela (11,13 %), Bancamiga (8,68 %), Bancaribe (7,88 %) y Banco Occidental de Descuento (4,55 %).
Es decir, estos seis bancos controlan 85,80 por ciento de los depósitos en divisas extranjeras con libre convertibilidad que se están usando para dar créditos.
El 14,20 por ciento restante de esos depósitos en dólares se reparte entre otros 13 bancos del sistema bancario nacional. En otras palabras, de los 28 bancos del sistema, ya hay 19 custodiando divisas extranjeras, además de bolívares.
Ahora bien, si uno incluye en este ranking bancario los depósitos amparados bajo el acuerdo cambiario 20, el liderazgo pasa a manos de un banco estatal: el Banco de Venezuela. Y por mucho. Esa entidad pública controla el 55,50 por ciento de los depósitos en dólares en total de todo el sistema.
No nos debería sorprender. El acuerdo cambiario 20 fue el que le dio base legal a los depósitos en dólares que se usaron para financiar importaciones con dólares preferenciales, Cadivi y afines. Además, una buena parte de los dólares que mueve el sector público venezolano actualmente, a pesar de las sanciones internacionales y la caída de las exportaciones petroleras, pasa por sus cuentas en la banca estatal.
Una cartera de créditos ínfima
En cuanto al tamaño de la cartera de créditos, que en los estados de cuenta bancarios se expresa en bolívares por mandato legal pero acá manejamos en dólares para facilitar el análisis, los datos también son impactantes.
A finales del siglo 20, la cartera de créditos del sistema bancario venezolano equivalía a 50.000 millones de dólares. En 2007, había bajado ya a 12.000 millones. Y hoy equivale a solo 270 millones.
Habrá que ver cómo cambian estas cifras con la devaluación de los próximos meses. Buniak & Company proyecta que la tasa cambiaria para el cierre de 2021 se ubicará entre 11 millones y 12 millones de bolívares soberanos por dólar.
Otras organizaciones y firmas de consultoría económica, como Focus Economics y Aristimuño Herrera & Asociados, ubican ese rango entre 10 millones y 17 millones de soberanos por dólar.
Así que, tomando en cuenta la reconversión monetaria que acaba de ser anunciada por el BCV y que entrará en vigor el 1 de octubre, ese rango terminará quedando entonces entre 10 y 17 bolívares “digitales” por dólar para el cierre del año, si se cumplen estos pronósticos.
Aunque, por el momento, “las autoridades han logrado impedir la dolarización del crédito bancario y la profundización de la utilización de medios de pago emitidos por el sistema financiero en divisas, no pueden evitar el avance hacia una economía bimonetaria”, sostiene el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (IIES UCAB) en su informe de coyuntura de junio 2021.
El negocio de los bancos es muy simple: captar dinero y prestarlo. Y su rentabilidad depende de lo que cobran por los servicios de gestión del dinero que custodian y por los intereses y comisiones que obtienen de sus financiamientos. Al poner a circular en la economía esos depósitos custodiados por los bancos a través del financiamiento bancario, se consigue un efecto multiplicador del dinero para dinamizar la actividad productiva.
En teoría, esto está en sintonía con el discurso de reactivación que promueve parte del sector privado y con los intentos de acercamiento por parte de Fedecámaras, que tuvo un hito muy visible con la participación de Delcy Rodríguez en su asamblea anual.
José María Nogueroles, el nuevo presidente de la Asociación Bancaria de Venezuela —órgano que volvió a ocupar su puesto en Fedecámaras en julio—, dijo hace pocos meses al ser entrevistado por el empresario Jorge Botti, en su espacio de Unión Radio: “La única manera de que la economía se recupere es haciendo fluir recursos al sector productivo básico, para empezar. Lo que necesitamos para comer, lo debemos producir aquí”.