¿Por qué se ha ido haciendo tan escaso en Venezuela, durante todos estos años, el gas para cocinar?
En el mercado doméstico venezolano hay dos tipos de gas para cocinar, que se diferencian en su distribución: el gas metano, que se distribuye mediante tuberías, y el gas propano, que se vende en bombonas. El metano no es escaso, hay abundante producción. Pero con el segundo se está incrementado la escasez a causa de un conjunto de factores: malas prácticas en sus operaciones de extracción y distribución, el manejo inadecuado de los yacimientos, el deterioro en la infraestructura de esta industria y la pérdida de las propiedades originales del gas necesarias para la extracción efectiva de propano.
¿Cómo, dónde y cuánto se produce ese gas propano, actualmente?
En un yacimiento de petróleo suele haber agua y gas, que se extraen junto al crudo; ese gas asociado se trata en las plantas de extracción, donde el metano se separa de los líquidos de gas natural y se envía a la red de Pdvsa Gas. Esos líquidos van a la planta de fraccionamiento en el Complejo Criogénico Jose, en Anzoátegui, donde se obtiene el propano. De hecho, Jose es el único lugar de despacho activo en el país, porque hay nueve más que no están despachando gas.
Actualmente solo se produce gas propano en la región del norte de Monagas, en el área de Santa Bárbara, Jusepín y El Furrial. La producción nacional de propano debe estar sobre los 20.000 barriles diarios. En Occidente no se produce desde 2008.
¿Cómo se comercializa, cómo llega al consumidor?
El propano se comercializa en cilindros o bombonas, y a granel para recargar los tanques estacionarios que tienen muchos edificios.
¿Cuán importante es el consumo de ese gas propano en Venezuela, en términos socioeconómicos y geográficos?
El 89 % de la población venezolana utiliza el propano como combustible para cocinar, y en términos geográficos posee gran importancia, debido a que no hay infraestructuras de transporte (gasoductos) hacia regiones como los Andes o los Llanos. A nivel socioeconómico el impacto del gas propano, naturalmente, es enorme: es lo que permite que la gran mayoría de los venezolanos pueda cocinar sus alimentos.
La comercialización de propano está sufriendo por los mismos factores que han producido escasez en tantos otros rubros: los controles de precios. El precio actual no representa ni los costos de producción. En la región, un cilindro de 10 kg cuesta alrededor de 15 dólares, mientras en Venezuela está regulado en 0,3 dólares. La escasez está provocando que su precio real en la calle termine siendo el del mercado internacional, un patrón similar al que hemos visto con la gasolina.
Actualmente solo hay propano para satisfacer el 65 % de la demanda nacional. De cada diez hogares que necesitan una bombona, cuatro no pueden obtenerla. Eso seguirá empeorando a medida que merme la producción de propano y no se reactiven las importaciones.
¿No pueden importar ese gas, como han hecho con la gasolina?
Sí puede importarse. Eso era lo que se hacía hasta mediados de 2019. Pero en este momento el gobierno está concentrado en resolver la crisis de la gasolina y en la reactivación de los parques de refinación. Hasta los momentos no hay evidencia de que haya algún plan respecto al gas residencial.
¿Hay manera de escapar de la dependencia de este gas, o de rendir el poco que hay?
La única manera de no depender del propano, o al menos de disminuir nuestra dependencia de él, es implementar programas masivos de gasificación de metano, que es más económico, eficiente y abundante. Mientras más hogares se pasen al metano en las ciudades, se irán liberando volúmenes de propano para proveer las zonas donde es más difícil montar estas redes de distribución por tuberías, como las áreas rurales.
Otro mecanismo que se puede usar son los llamados gasoductos virtuales: distribuir gas natural licuado en camiones cisterna especialmente diseñados para eso. Pero esta opción implicaría construir instalaciones de licuefacción o importar el gas natural licuado.
¿Cómo se soluciona este problema?
Mientras el país no pueda hacer las grandes inversiones que son necesarias para construir nuevas redes de distribución de gas metano, hay que importar el propano que cubra el déficit que tenemos hoy y aplicar nuevas tarifas para que ese negocio sea rentable. Hay que recuperar las infraestructuras de extracción y fraccionamiento de gas natural licuado y apoyarse en nuevas tecnologías como los gasoductos virtuales.