Irene Marín le compró a una vecina, que es costurera, dos tapabocas artesanales para ella y su esposo. Aunque quisiera cumplir la cuarentena impuesta por la administración de Nicolás Maduro, para evitar contagiarse de COVID-19, ella no puede estar confinada en su casa por más de dos días continuos por una razón poderosa: es maestra y sus ingresos no le alcanzan para comprar comida para tres días seguidos. Tiene que rebuscarse.
Como a Irene, la declaratoria de cuarentena social decretada por Maduro tomó a muchos en la misma situación. Desde el lunes 16 de marzo empezó a cumplir cuarentena, pero ya en la mañana del miércoles 18 se vio obligada a salir de su casa. “Las sardinas nos la comimos con arepas ayer en el almuerzo y en la cena, ya no tenemos más”, comentó.
Las calles de Cumaná están llenas de personas que usan tapabocas artesanales, elaborados con diversas telas y en variedad de modelos, ya que los de uso sanitario expendidos en farmacias ya no se consiguen. La gente sale a comprar comida a pesar de la orden oficial de permanecer en casa. “Lo ideal es que las personas adquieran alimentos en establecimientos cercanos a sus hogares, para evitar la propagación y el contagio”, advierte la bioanalista María Rodríguez.
Pero la crisis económica no tiene clemencia ante la pandemia. Irene no tiene vehículo propio y depende del transporte público para trasladarse desde la zona este hasta el centro de la ciudad, en un recorrido que puede durar hasta media hora. En los autobuses, la mayoría de los choferes usan tapabocas y bajan del vehículo a quienes no porten uno.
Esta medida empezaron a implementarla desde el lunes 16 y se ha cumplido casi en su totalidad. Lo mismo ocurre en el Mercado Municipal de Cumaná, uno de los sitios que más recibe usuarios diariamente. Comerciantes y consumidores acataron el uso obligatorio de mascarillas y la compra de comida en el horario de 6:00 am a 11:30 am dispuesto por la administración del expendio, que depende de la Alcaldía de Cumaná.
“Los portones principales del Mercado están cerrados, todos entran por la zona de descarga de los camiones y allí hay policías que no te dejan pasar si no tienes tapabocas. Adentro, las personas compran tranquilas, pero no se guarda la distancia entre unos y otros. Algunos se quitan el tapabocas para fumar y otros se pasan las manos sudadas por la frente”, explicó Jorge Velásquez, quien se trasladó desde la zona oeste de la ciudad hacia el centro, para poder comprar comida.
La disparidad de precios entre una zona y otra hace que inevitablemente los ciudadanos salgan a buscar sitios en los que el dinero les rinda y puedan adquirir más productos. Por ejemplo, un kilogramo de carne de res cuesta 280.000 bolívares soberanos en la parroquia Valentín Valiente a las afueras de la ciudad y 230.000 bolívares soberanos en el centro.
A pesar de las restricciones de movilización que intentan imponer a los ciudadanos, con la instalación de alcabalas de la Guardia Nacional en sitios estratégicos, la gente sigue intentando transitar por las calles. Los más afectados son los que residen en las parroquias foráneas, en los linderos con el estado Anzoátegui y en la vía que comunica a Cumaná con Carúpano. A ellos se les restringe con más vehemencia el paso hacia el centro de Cumaná.
Sumando restricciones
Desde el martes 17 de marzo, en el segundo día de cuarentena, las medidas impuestas por el Gobernador Edwin Rojas para evitar la propagación del COVID-19 se intensificaron paulatinamente. Inicialmente suspendieron el paso para los estados Monagas y Anzoátegui, así como el zarpe de embarcaciones hacia Trinidad y Tobago. Prohibieron las aglomeraciones de personas en sitios abiertos y cerrados, y la ingesta de alcohol en establecimientos y lugares públicos.
Al día siguiente prohibieron la apertura de comercios después de la 1:00 pm. De esto se encargan los Guardias Nacionales y funcionarios de la PNB, quienes con megáfono en mano y desde camiones, van por la calle exigiendo el cierre de los establecimientos, incluyendo los expendios de comida y farmacias.
Este mismo miércoles las medidas aplicadas por el ejecutivo regional incluyeron la suspensión del suministro de gasolina para los ciudadanos. En horas de la tarde ya todas las estaciones de servicio estaban cerradas. Otros servicios básicos también fueron suspendidos. La Oficina de PDV Comunal, ente estatal encargado de expender cilindros de gas licuado, cerró sus puertas. Los cumaneses no saben cómo harán para adquirir una bombona de gas para cocinar. Entre los meses de enero y febrero se registraban al menos unas seis protestas semanales, en comunidades que reclamaban la distribución de este combustible.
Durante los tres primeros días de cuarentena, la Fundación Regional para la Salud en Sucre (Fundasalud) habría aplicado unas ochenta pruebas a sospechosos de portar el virus, según declaraciones del gobernador Rojas. Hasta las 9:00 am de este miércoles 18 todas habían dado negativas y había nuevos casos en estudio, aunque no precisó cuántos. Se desconoce si hay planes para abastecer de comida a los estratos económicos más vulnerables. Solo se ven más y más restricciones.