- A la 1:30 de la madrugada, el CNE designado de forma ilegítima por el TSJ, anunció que hubo un 69 por ciento de abstención en las «elecciones» parlamentarias. Por supuesto que hay motivos para suponer que la cifra está inflada y, sin embargo, demuestra un fracaso.
- Eugenio Martínez, periodista especializado en fuente electoral, estimó antes que hubo una participación entre el 28 y el 32 por ciento. Afirmó: “Si se mantienen las proyecciones, el PSUV debería estar capitalizando 240 diputados de los 277 (un 88 por ciento del total de diputados)”. Vale decir que la oposición prêt-à-porter de Nicolás perdió rotundamente. Es dudable que de haber competido, la oposición hubiese ganado por rotunda mayoría. Todo estaba controlado para que ganara el PSUV.
- Transcurrida la jornada, el primer vicepresidente de la AN, Juan Pablo Guanipa, ratificó que el Parlamento desconoce los comicios, así como los resultados que anuncie el CNE: “Hoy no ha habido elecciones en Venezuela y no reconocemos ningunos resultados ni consecuencias”, dijo Guanipa, quien junto al diputado Freddy Guevara encabezó el cuarto reporte del Observatorio Contra el Fraude Electoral. Hasta las 6:00 pm, el Observatorio había registrado una participación del 18,3 % del padrón electoral, calculado en 20.710.421 electores. Guanipa espera que la participación en la consulta popular que se inicia este lunes 7 de diciembre rebase al ejercicio de hoy. “Lo de hoy fue un desastre, nos corresponde seguir dando la pelea, que nadie se llame a engaño, debemos responder cómo responde un pueblo civil”, dijo. La cifra final probablemente sea mayor porque quien totaliza sin auditorías ni observadores, hace lo que quiere.
- El presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, explicó esta noche que el rechazo a esta elección amañada fue evidente, “a pesar de la censura y la hegemonía comunicacional la verdad no se puede ocultar, la mayoría de Venezuela le dio la espalda a Maduro y a su fraude”. El cálculo de una participación baja demuestra que el Ejecutivo perdió el apoyo popular y que quienes quieren cambio son la mayoría. Justo por eso el chavismo no permite elecciones libres y democráticas: “Por eso tienen que escoger al árbitro y sus contrincantes, negar la observación internacional, extorsionar al pueblo con hambre, con necesidad, porque saben que jamás ganarían una elección libre”, denunció Guaidó. Advirtió que esta elección sin garantías democráticas no será reconocida por casi 60 países y solo servirá para profundizar la crisis. Aseguró que con la instalación de un Parlamento ilegítimo en 2021 “no logrará levantar ni una sola sanción”. Invitó a participar en la consulta popular que se comenzará con la votación digital este lunes 7 de diciembre, y a salir masivamente a la calle el sábado 12.
- La enorme mayoría de los centros electorales contó para su apertura con más efectivos militares (armados hasta los dientes), que con civiles dispuestos a ser testigos de mesa, electores casi no hubo. Como al PSUV no le gusta guardar las formas, usó todo tipo de vehículos del Estado para hacer campaña, instaló puntos rojos y también trasladó electores. Cilia Flores declaró que el sistema electoral es tan rápido que no da tiempo para que se aglomere la gente en los centros de votación. No explicó el servicio de teletransporte hasta y desde esos centros. Hubo migraciones de votantes, y muchos audios por WhatsApp y Telegram con mensajes tan obvios como: “El que quiere beneficios tiene que hacer sacrificios”; y amenazas con quitarles las cajas CLAP a quienes no votaran.
- El PSUV controló cada variable de esta supuesta “elección parlamentaria”: el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) nombró a la directiva del Poder Electoral. Designó a los miembros del CNE e incluyó a dos de sus propias magistradas como autoridades: Indira Alfonso (quien firmó la sentencia que le quitó la representación parlamentaria al estado Amazonas en 2015) y Gladys Gutiérrez (quien en 2016 pidió a la Fiscalía procesar a los diputados que decidieron dejar sin efecto las designaciones de magistrados de diciembre de 2015). En menos de tres meses, ese mismo TSJ intervino a nueve partidos e impuso nuevas directivas, secuestrando su identidad gráfica para recrear a una oposición que no participó, porque la primera oposición prêt-à-porter fue muy mediocre. A los indígenas les quitaron el derecho al voto universal, directo y secreto. Fuera del tiempo establecido por la ley, aumentaron la representación de 167 a 277 diputados. No hubo misiones de observadores electorales y sobre el sistema automatizado hay más dudas que información. No había incentivos. Por eso muy poca gente votó.
- Hay que insistir: esta directiva del CNE, designada por el TSJ, brindó mucha menos información que sus predecesoras. Nada se supo sobre el proceso de licitación de las nuevas máquinas de votación, sobre su software ni sobre la cantidad de máquinas instaladas (supuestamente desde el viernes) en todo el país. Hoy decidieron migrar a Maduro de su centro electoral, pasó de votar en el liceo Miguel Antonio Caro al colegio Simón Rodríguez en Fuerte Tiuna, violando la Ley Orgánica de Procesos Electorales. Tener que votar en un cuartel es una metáfora de la jornada, pero que cambiaran su registro en la base de datos del CNE el propio día de la “elección”, dice todo del funcionamiento del sistema político, es un resumen exhaustivo de todas las dudas sobre su legitimidad.
- Hoy no hubo carómetros, ese instrumento de medición proxémica que permite prever la potencial victoria de una parcialidad política según el desempeño facial de sus representantes. Hubo audiómetros: las notas de voz del PSUV para coaccionar a los “suyos”, que además de un triste ejemplo de soberbia, desconocen las terribles condiciones de vida de los venezolanos. «Aprieten porque no estamos conformes con los resultados», dijo el gobernador de Vargas, Jorge García Carneiro. El hijo de Maduro repitió esa inconformidad: “Podemos dar más, debemos dar más”. Diosdado Cabello pidió el remate que no llegó ni por extender forzadamente el cierre de los centros hasta las 7:00 pm, el gobernador de Yaracuy instó a su equipo a llevar gente a los centros de votación “aplicando cualquier método”.
- El canciller de Chile, Andrés Allamand, reafirmó que las elecciones parlamentarias carecen de toda legitimidad: “Sin autoridad electoral independiente, ni partidos políticos libres, ni observadores extranjeros”.
- El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, calificó de farsa y fraude las elecciones parlamentarias: “Los resultados anunciados por el régimen ilegítimo de Maduro no reflejarán la voluntad del pueblo venezolano”, escribió.
- Los influencers internacionales del chavismo: José Luis Rodríguez Zapatero, Evo Morales, Rafael Correa, Fernando Lugo y Piedad Córdoba, cumplieron sus roles. Nada nuevo en sus declaraciones.
- El chavismo le quitó todo significado al voto en estos años: desconoció resultados, vilipendió autoridades legítimamente electas, anuló el poder de la Asamblea Nacional a través del TSJ, impuso a sus propios cuadros y cercenó presupuestos públicos. Nada de eso tuvo una respuesta del Estado, porque todas las instituciones han estado controladas por el partido de gobierno. Llegamos a un evento electoral en el que se podía votar pero no elegir, porque no había competencia, porque solo era el chavismo jugando con una falsa oposición que se construyó, en un país sin productividad y con mucha hambre, ¿Cuáles eran entonces los incentivos para votar? No hicieron falta extensas coberturas periodísticas para hacer evidente la desmovilización ciudadana. No importa las cifras que se comuniquen oficialmente, son accesorias, lo que anuncien será una decisión que no guarda vínculo con la realidad, con su incapacidad para convocar, convencer y movilizar ni siquiera a los suyos. No lo lograron, no importa lo que digan. Tanto años en el poder fracturaron el mantenimiento de lo que les sostuvo. Esta vez no sirvió la coacción. No hubo disciplina, porque hace mucho tiempo dejó de haber reglas. Y en efecto, perder el voto es terrible, pero aquí no valen las falsas equivalencias ni decir “de parte y parte”: fue el chavismo quien le quitó todo significado al voto.