La OMS celebra el Día Internacional del Donante de Sangre el 14 de junio para honrar la memoria del biólogo austríaco que descubrió los grupos sanguíneos, Karl Landsteiner, nacido el 14 de junio de 1868. La jornada sirve para organizar campañas de donación en todo el mundo, porque los bancos de sangre siempre necesitan estar renovando su stock.
También se hizo en Venezuela, en varios bancos de sangre, todos con carencias de diversa índole. Para entender la complejidad de lo que significa un Día Internacional del Donante en un país como el nuestro, podemos mirar lo que pasó ese día en una zona atrapada entre la inseguridad y toda suerte de dificultades: la antigua población de Villa de Cura.
Allí, el equipo del Banco de Sangre del Hospital Dr. José Rangel, adscrito al sistema público de salud, logró convocar a setenta donantes. Setenta venezolanos sanos y de peso adecuado, de entre dieciocho y sesenta años, que se acercaron a contribuir con algo realmente esencial para su comunidad.
No era fácil. Había restricciones de movilidad por la pandemia. Escasez de gasolina. Fallas de comunicaciones. Pero el Banco de Sangre se las arregló para regar la voz mediante las radios locales, los donantes voluntarios, y sobre todo los familiares y amigos de los pacientes que necesitan las transfusiones. Que son unos cuantos: el Banco de Sangre Sra. Miriam Aranguren no solo atiende al hospital Rangel de Villa de Cura: también cubre la demanda del Hospital Nuestra Señora de la Caridad, en San Sebastián de los Reyes, y del Hospital Dr. José María Vargas, en el municipio Sucre. Así ha sido desde que se inauguró en 1972, pero ahora debe trabajar las 24 horas.
La Jornada de Donación 2021, dice la coordinadora del banco de sangre, Hiliana Morgado, no hubiera podido hacerse sin la participación de los usuarios y de los donantes voluntarios. Aunque en medio de la crisis que están atravesando como institución, producto de las dificultades económicas, sociales y políticas nacionales, este banco de sangre está en buenas condiciones y tiene un gran equipo de trabajo integrado por doce enfermeros hemoterapistas, una secretaria, dos cristaleras y siete estudiantes, pues es un banco de sangre docente desde 2018. Pero sin los usuarios, dice Morgado, “no sería posible realizar la terapia transfusional tan efectivamente”.
La terapia transfusional se utiliza para anemias de diferentes orígenes, hemofílicos, personas con tiempo de coagulación prolongada, emergencias como hemorragias gástricas y accidentes donde la pérdida sanguínea requiere una transfusión. También se atienden los neonatos que necesitan cambios de sangre, personas que requieren intervenciones quirúrgicas de emergencia o electivas.
El sur de Aragua, que conecta con los llanos y con el corredor entre Puerto Cabello y Guatire, es una región bastante poblada e insegura. A estos hospitales llegan muchos casos de pacientes que requieren intervenciones quirúrgicas urgentes, incluyendo los accidentes laborales ligados a la actividad industrial o los trabajos propios del campo.
Tener disponibilidad de sangre es, literalmente, vital para un paciente que llega herido, o para atender patologías que requieren corregir dificultades hematológicas.
Entre las situaciones que tiene que atravesar diariamente el personal del banco de sangre para prestar un servicio responsable y de calidad, están la falta de papelería, reactivos, bolsas de recolección de sangre, equipos de transfusión y , sobre todo, el transporte para las muestras. Porque para poder ofrecer sangre segura se requieren los estudios de tipificación y serología de cada muestra que se dona. Este paso es imprescindible, pues sirve para descartar que la muestra no contenga VIH, hepatitis, sífilis, Mal de Chagas, Mal de Hansen u otras enfermedades, y para determinar su grupo sanguíneo y el factor RH. Pero implica que muestras de la sangre extraída a los donantes tengan que transportarse a donde hay los reactivos para hacer ese estudio, es decir la Coordinación Regional de Bancos de Sangre en Maracay: dos horas de camino, ida y vuelta, más el tiempo que requieren los exámenes.
Usualmente, esa clase de gestiones no se pueden hacer sin la ayuda de los familiares de los pacientes. Ese día, entre el equipo y los donantes se las arreglaron para llevar las muestras a la Coordinación en Maracay, donde hay médicos hematólogos y quince bioanalistas. La sangre donada, y tipificada por la Coordinación, es almacenada en el banco de sangre en Villa de Cura, siguiendo protocolos certificados con ISO 9000.
Los donantes de sangre organizados, que no obtienen ninguna remuneración, son quienes garantizan que tanto la sangre como los hemoderivados lleguen a quienes requieren la terapia transfusional. El 14 de junio esperaron su turno pacientemente fuera del Banco de Sangre y fueron pasando de diez en diez. Fue una jornada cívica y responsable. El lema era “dona sangre para que el mundo siga latiendo”. Por esta vez, se logró. Está lejos de ser suficiente, pero en una región tan castigada por la violencia y la pobreza, es bastante.