El álbum de barajitas de Aldo Di Bari

Libre de los parámetros del fotorreportero, este fotógrafo acudió a los diamantes en unos buenos años de nuestro béisbol para producir imágenes de colección

Esta rara foto de perfil del legendario Pompeyo Davalillo muestra al estratega en pleno estudio del campo de batalla

Foto: Aldo Di Bari

Aldo Di Bari es fotógrafo publicitario, pero todavía lo presentan como “el fotógrafo de las barajitas de béisbol”, porque entre 1992 y 2005 eso fue lo que fue, aun sin saber mucho del juego ni de quiénes eran los peloteros estelares.

“Yo era el tipo que hacía fotos, pero que no trabajaba para ningún medio. Así que tenía la libertad de no buscar la noticia. Querían a alguien que hiciera las imágenes diferentes a como las venían haciendo. El béisbol fue un accidente, pero un accidente muy útil. Hacía las barajitas como para mí: congelando un instante que no volverá a ser igual más nunca en la vida. Así fue mi paso breve por este deporte”, cuenta Di Bari.

Ahora que repasa las que podrían ser las siete fotografías capitales para el álbum de su memoria, el fotógrafo cede esta muestra para Cinco8, porque “la mayoría de los medios terminaron publicando la foto común en la que gana el equipo”. Pero advierte desde el principio: “Yo no me sé mucho los relatos que tienen que ver con los juegos. Jamás me he aprendido eso. No es que no me guste el béisbol, es que yo no sé un coño de béisbol”.

Omar Vizquel en el aire

Fue un juego nocturno entre Caracas y Zulia de la temporada 95-96. Caracas ganando y “El Cañón Quintana” sujetó a Vizquel para evitar el doble play y lo evitó.

El momento adorna una pared entera de la sala de los shortstop del Museo del Béisbol de la ciudad de Valencia y, desde entonces, Di Bari también es recordado como “el fotógrafo de la foto de Vizquel”. Esta fue una de las tantas copias en blanco y negro impresas para el semanario “Béisbol a fondo” de El Nacional, que no publicaron entonces. Di Bari no recordaba que la había hecho, como tampoco sabía que había logrado capturar uno de los vuelos más elegantes de Vizquel.

“Cuando se fue a inaugurar el Museo del Béisbol, me pidieron que llevara por lo menos veinte fotografías y yo descubrí esta foto en los negativos… Esas fotos eran difíciles de hacer, porque las luces de ese entonces estaban pensadas para la televisión. Los fotógrafos teníamos que hacer magia para resolver el problema de la falta de luz, la fotografía deportiva necesita luz para tener velocidad. Si no, la foto te queda movida y ese efecto es bueno en algunos deportes, pero en el béisbol, a menos que hagas algo muy especial, no funciona”.

La pelea entre Álvaro Espinoza y Ugueth Urbina

Temporada 94-95. Primera final entre Caracas y Magallanes: otra vez, Ugueth pichó la bola cerquita de Espinoza. Espinoza caminó hacia Ugueth y se armó la pelea en el montículo, en las gradas y hasta en los sofás de las casas.

El momento fue reseñado por la prensa deportiva criolla, pero sin esta foto que luego se vio en la portada del libro Los eternos rivales.

“Yo estaba para’o en primera. Me sentía en un coliseo. Mi cámara de ese entonces hacía tres fotos y media por segundo. Recuerdo que cuando vi a Álvaro caminando, la activé. No tengo la segunda foto, porque se me trancó la cámara y me di cuenta de que se me había acabado el rollo. Al día siguiente, vi los diarios y la foto que salió en casi todos fue cuando Ugueth le metió una mano a Álvaro y lo dejó patas pa´rriba. Revelé y dije: “La mía es mucho más espectacular”. Se ve cuando Álvaro le está metiendo la mano debajo de la quijada a Ugueth y él está levantado por lo menos cuatro dedos del piso. Además, se ve a todo el equipo en el momento en que arrancan a correr para evitar la pelea”.

El otro swing de Alex Cabrera

Di Bari tiene fotos de “El Samurái” desde que jugó para los Petroleros de Cabimas. Siempre trató de fotografiarlo en lo que más se destaca: el bateo, porque el del jonronero tenía un swing muy particular.

“Nunca pude hacerle una foto con un swing. Pero yo podía hacer cualquier cosa, porque quería diversidad de imágenes que no tuviesen que ver con fotoperiodismo. Uno no sólo es fotógrafo de jugadas, sino de gestos y emociones. Noté que cuando Alex se paraba en primera, se ponía a torcerse el cuello. Esta es una foto en donde él está haciendo su movimiento que quizás, para el espectador, pasa desapercibido. Di con eso por afinar mis reflejos. Yo venía de una fotografía fija, planificada, donde todo me lo hacían para que yo hiciera el clic y dirigiera, y aquí no dirigía a nadie”.

Miguel Cabrera cuando era “Miguelito”

“El Tigre Mayor” recién iniciaba su carrera como pelotero de las Grandes Ligas, pero seguía siendo el muchacho tímido de Maracay que, a diferencia de otros peloteros, se veía cómodo entre sus pares, esos que entienden el béisbol como lo que es: el mejor juego de pelota de la infancia.

“Era un juego Tigres contra Tiburones… Yo llegaba al estadio muy temprano para tratar de capturar los momentos antes del juego, porque de ahí me podía salir un gran retrato. Me habían mandado a hacer un retrato de Miguelito y, por supuesto, se sentía muy bien fotografiarlo, aunque él era un tipo difícil de fotografiar, así tú no le pidieras la foto. Se te volteaba. Ahí está en un momento íntimo de lo que sucede antes del juego: Miguel está con un chamito que le estaba pidiendo un autógrafo y vieron la práctica de bateo. Entonces, en ese momento, escuchan el batazo que dio Alex Cabrera y el chamito estaba feliz porque estaba al lado de Miguel, y Miguel estaba relajado con ese chamo”.

Andrés Galarraga, el más fotografiado

Di Bari no está seguro de la fecha. Cree que es del año 98, pero todo lo demás lo recuerda con la misma precisión de sus clics:

“Nunca le tomé fotos a Andrés jugando. Fue el personaje del béisbol que más fotografié para cuestiones publicitarias. Esta foto se hizo para una empresa farmacéutica. Fue hecha en el estadio de los Bravos de Atlanta, porque en ese momento estaba padeciendo los estragos de la quimioterapia. Nos metimos sin permiso antes del juego, porque pedir un permiso para una foto publicitaria significaba muchísimos trámites y dinero. Hicimos esa foto y otras en un estudio que se alquiló, pero esa fue la que quedó y fue publicada en diferentes medios, como foto publicitaria”.

El estadio de la UCV desde afuera

Fue en el último juego Caracas-Magallanes de 2004 y, hasta la fecha, es la foto más vendida de Di Bari. Sus compradores: periodistas deportivos, fotógrafos de paisajes, fanáticos del béisbol, peloteros criollos e importados que vivieron la pasión del béisbol a la manera venezolana. Está en las paredes de las casas y se le cuida como en el mismo Museo. Fue una de sus últimas fotografías del béisbol y una de las primeras a las cuales le agregó efectos.

 

“Me había comprado una cámara digital… Me puse a pensar que yo había hecho foto de todo, pero no del Estadio Universitario. Entonces, me propuse hacer un paisaje que tuviera que ver con el béisbol… Me tomó dos días lograr el permiso en el edificio en el que me monté a tomar la foto. Entonces, ese día llegué a las cuatro de la tarde, porque yo necesitaba conjugar la última luz del día con la luz de la noche, la luz del estadio y la autopista. Quería el estadio lleno y no se llenaba. Ya estaba cayendo la tarde y eso me angustiaba, porque no hay nada más feo que un estadio vacío, pero en cuestión de minutos se llenó. Hice el encuadre. Terminé de hacer una serie como a las 7:30 pm… Es la foto nocturna editada que me produce mayor satisfacción”.