Raúl Castro se retira. ¿Qué significa esto para Venezuela?

El presidente cubano Miguel Díaz Canel recibió del hermano de Fidel Castro el mando del partido único, un paso importante en el relevo de poder en Cuba. Ricardo Herrero, director del Cuba Study Group, explica cuánto cambio podemos esperar 

Miguel Díaz Canel será sometido a más exigencias que cualquiera de los Castro

El 19 de abril, en el 60 aniversario de la fallida invasión de Bahía de Cochinos, el Congreso del Partido Comunista Cubano aplaudió a Raúl Castro, y a otros ancianos líderes de la revolución cubana que llegó al poder en 1959, mientras anunciaban que dejaban sus puestos al frente del partido único y total que gobierna la isla. El presidente Miguel Díaz Canel asumió lo que le faltaba: la jefatura del partido y del gobierno, sin ser un Castro. Esto nunca había pasado en Cuba, el más íntimo, fiel y antiguo aliado del chavismo, que tanto ha aprendido del régimen castrista en cuanto al brutal oficio de mantenerse en el poder al costo que sea. 

El contexto en torno a este hito no es solo la edad de Raúl Castro, sino una gran crisis económica, impulsada por tres grandes factores: la pandemia detuvo casi por completo el ingreso de turistas y por tanto de divisas a la isla; al soporte energético de Venezuela está muy lejos de los más de 100.000 barriles de petróleo al día que era hace 20 años; y el régimen cubano ha sido muy lento en emprender las reformas económicas que decidió hacer hace años. Por eso ha habido en los últimos meses protestas completamente inusuales en Cuba. Desde hace cuatro años, los artistas agrupados en el Movimiento San Isidro han presionado por mayor libertad de expresión y un diálogo con las nuevas generaciones, y en este momento está recluido a la fuerza en un hospital una de sus figuras más representativas, Luis Manuel Alcántara, luego de que la policía se lo llevara para detener la huelga de hambre que había empezado días atrás. Y un grupo de rap de La Habana popularizó una canción cuyo solo título ya le dice a un venezolano cuán subversiva puede ser en Cuba: “Patria o vida”.

Si hay un relevo de poder y las cosas están duras en la isla, ¿cómo puede eso impactar en Venezuela? Maduro aún necesita la experticia cubana para el control interno, su experiencia para sacar provecho del sistema de Naciones Unidas, y ahora su know-how sobre cómo un régimen puede sobrevivir bajo sanciones económicas. Cuba sigue cobrando por ese conocimiento una factura energética y comisiones en la red global de los negocios del Estado chavista.

Para saberlo hablamos con Ricardo Herrero, director ejecutivo de la organización Cuba Study Group, en Washington, D.C., que produce un excelente newsletter para quienes seguimos los asuntos en Cuba y promueve una política moderada hacia Cuba, opuesta a la ineficaz y anquilosada política basada en el embargo que tan bien ha funcionado para el régimen castrista. 

¿Qué esperar de Miguel Díaz Canel y de su generación ahora que los “históricos” se retiran?

Lo que podemos ver con claridad es que hay un interés en transformar la economía cubana. Ya hay procesos que habían comenzado antes del retiro de Raúl Castro y los otros históricos, que continúan, como la unificación monetaria, la expansión del sector privado con las pyme y la reducción de la lista de actividades económicas permitidas para los emprendedores, la eliminación de la restricción en la venta de carne y de leche… Son reformas que se han anunciado desde 2011 pero que no se han implementado sino hasta mucho más tarde. En el verano de 2020, con las varias crisis que tenían encima (la pandemia, las sanciones de Trump, la crisis económica por la falta de divisas) se comprometieron a una nueva estrategia económica de descentralizar sectores, liberalizar la inversión extranjera. El proceso no ha avanzado por trabas burocráticas, o resistencia de los ortodoxos que se han ido retirando. Pero no se dijo nada en el Congreso del PCC de que la fueran a parar, al contrario. Ahora hay dos empresarios en el Buró Político: el general Luis Alberto López Callejas, que maneja las empresas militares, y Manuel Marrero, quien dirigió el conglomerado turístico Gaviota, un exministro de Turismo que hoy es primer ministro del país. Con eso se puede esperar quizás una orientación más pragmática que impacte la economía para desatar las fuerzas del mercado. Creo que hay un claro compromiso, pero choca contra la necesidad de continuidad política. Cómo la ideología puede resistir las fuerzas del mercado, es un balance muy delicado.

Y supongo que se trata de resolver la contradicción que implica abrir la economía mientras al mismo tiempo tienen la necesidad de seguir evitando un colapso como el del régimen soviético hace treinta años, por lo que deben sostener la ideología de la revolución.

Exacto.   

Aparte de mejores condiciones materiales, ¿cómo sabemos qué quieren los cubanos, o qué quiere la mayoría?

Hablando con el cubano en la calle lo sabemos. Quieren que se acaben las colas, que se resuelva la escasez de comida y de dinero, y que lo resuelva quien sea. Ciertas cosas se tienen que cubrir primero para que ese mismo cubano piense en otras cosas, como el activismo. El cubano con intereses emprendedores quiere montar su propio negocio y no depender del Estado, y todos quieren escapar del resuelve del día a día, porque es muy difícil planificar. Por lo que tengo entendido, la percepción de la gestión de la pandemia fue positiva por muchos meses aunque la economía estuvo apagada hasta noviembre, cuando empezaron a llegar visitantes sobre todo cubanos y ahí se desató una ola que no han podido controlar aunque volvieron a limitar los vuelos. Cuando hablo con cubanos en la isla oigo frustración sobre eso, aunque reconocen que el gobierno hace todo lo posible para sacar las vacunas Soberana 2. La Tarea de Ordenamiento Monetario que empezó en enero ha sido más difícil con la escasez de divisas, y el cambio real en la calle es 50 pesos por dólar, no uno a uno. Las remesas valen menos y todo está más caro. 

Ricardo Herrero: «No diría que los cubanos se van a alzar, como muchos en Miami sueñan, pero hay desesperación y mucha gente queriendo irse»

¿Cómo leer el movimiento San Isidro, cuán relevante es?

Sin duda es relevante. En cuanto a hasta qué punto le fuerza la mano al gobierno a respetar los derechos de estos artistas, no he visto resultados. El movimiento ha sido mucho más eficaz en alcanzar la simpatía a nivel internacional, en especial en la diáspora cubana, pero no ha escalado mucho dentro del país. Lo mismo ha pasado con la canción “Patria y vida”: más impacto tiene afuera que adentro.

Se dice mucho que la gente en Cuba tiene menos miedo para criticar al gobierno, pero eso ya tiene tiempo pasando.

La gente canta la canción pero luego tiene igual que irse a buscar comida. No obstante, en los últimos días hemos visto más y más protestas en la isla. La respuesta del gobierno ha contribuido a elevar la popularidad de estas cosas, a darle más atención y crear más tensiones con la diáspora, al acusarla de animar esos movimientos, cuando justamente la necesita. Eso ha sido lo más interesante, no hay mucho pensamiento estratégico o de comunicaciones para responder a eso. 

¿Qué podemos esperar de un nuevo acercamiento entre EEUU y Cuba?

El gobierno de Biden ha dicho que la política hacia Cuba no es una prioridad, pero se mantienen las promesas electorales sobre reapertura en cuanto a viajes, remesas y servicios consulares. La pregunta es cuándo las cumplirán. Están enfrentando muchos otros retos. No será un regreso a la política de Obama, pero tampoco han articulado su propia política. El resultado, por el momento, es que Biden mantiene lo que hizo Trump, porque no lo ha cambiado. Estamos esperando. Mientras tanto, al gobierno cubano no le queda otra que seguirse aferrando a Maduro. La mejora de la relación con EEUU era justamente una vía de diversificar el riesgo implícito en la dependencia de Venezuela. 

¿Cuánto necesita el régimen a Maduro y a Venezuela?

Mientras ambos regímenes sigan sancionados, empezando con Cuba, se necesitan el uno al otro para sobrevivir. EEUU está dependiendo demasiado del recurso de la sanción económica, y eso fuerza a esos países a independizarse del sistema internacional regido por el dólar y a hacer negocios entre ellos mismos. Si no vemos un cambio de política de EEUU hacia ambos países, Cuba y Venezuela seguirán ampliando su enlace y dependerán más de China, Rusia e Irán.